El delegado del Gobierno espa�ol en la CAV es uno de esos dirigentes pol�ticos que no provocan ni la m�s m�nima empat�a m�s all� de su c�rculo de ac�rrimos colegas. Y, adem�s, eso es lo que pretende: mantenerse en un c�rculo de poder exclusivo y excluyente desde el que imponer sus ideas a todo el que no piense como �l, aunque ese �todo� sea �casi todo el mundo�. Eso, en sus enso�aciones, no hace m�s que reforzar la idea de que nadie m�s puede ostentar el poder.

En el actual contexto pol�tico, Carlos Urquijo se considera el poderoso virrey de Vascongadas designado por el emperador de todas las Espa�as, Mariano Rajoy. Es posible que ni Urquijo ni Rajoy se hayan dado cuenta de que Espa�a hace mucho que dej� de ser un imperio y de que a Euskal Herria cada vez le queda menos para ser un pa�s soberano. El resto del mundo ya tiene claro lo primero y cada vez apuesta m�s por lo segundo.

Entrando en harina, Urquijo ha metido la pata hasta el fondo y no est� dispuesto a sacarla. Acusar a Martin Garitano de ser un �comisario pol�tico� de ETA tanto en �Egin� como en GARA y �responsable pol�tico� de la muerte de Joxe Mari Korta no es una boutade m�s de esas a las que nos tiene acostumbrados la troupe de Basagoiti.

Voy a dejar al margen el debate pol�tico y a centrarme en la actuaci�n de la Fiscal�a espa�ola en este caso y en el de Josetxo Ibazeta. A Juan Calparsoro, fiscal jefe en la CAV, a Eduardo Torres-Dulce, fiscal general del Estado, y a la fiscal de la Audiencia Nacional Ana No� -por citar solo a tres representantes de ese escalaf�n profesional- les bast� que un diario difundiera las palabras de Ibazeta grabadas por unos �gudaris�, que ni han ejercido la acusaci�n particular ni han hecho p�blicas sus identidades, para llevar hasta el tribunal especial al militante de la izquierda abertzale.

Por si acaso acostumbran a leer solo �El Mundo�, aconsejo a los citados fiscales que repasen las afirmaciones realizadas por Urquijo que aparecen en la p�gina 4 de su edici�n del jueves 9 de agosto (aunque la agencia Efe las recogi� con m�s amplitud).

Y si despu�s opinan que esto no se puede comparar con lo de Ibazeta y que Urquijo puede decir lo que le d� la gana con total impunidad, me da igual. Lo que quiero es que lo digan alto y claro para que sus palabras tambi�n queden grabadas.