«La guerra siria es un conflicto alimentado desde el exterior»
Michel Aoun fue primer ministro de Líbano (1988-90). Detenido por el Ejército sirio y enviado al exilio, la retirada de las tropas de Damasco del país de los cedros permitió su regreso en mayo de 2005. A sus 76 años de edad, a «el General» le gusta el apelativo de «reformador». Su alianza estratégica con Hizbulah y su posición amigable con el régimen de Al-Assad dan prueba sobrada de ello.
Karen MARÓN | RABIEH
Michel Aoun es una pieza clave en el complejo tablero político libanés. Dirige el Movimiento Patriótico Libre, una coalición principalmente cristiana con una visión secular de la política y actualmente aliada de Hizbullah, el chií Partido de Dios, «un movimiento de resistencia, no un grupo terrorista», insiste.
En las elecciones legislativas de 2005 fue el político cristiano más votado y en febrero de 2006 firmó un pacto con Hassan Nasrallah -el líder del movimiento chií-, a quien considera un hombre piadoso y alejado del fanatismo. «Los musulmanes chiíes tienen la ishtihad, una enorme capacidad de adaptación a las situaciones y a la modernidad. Apreciamos su moralidad aunque Occidente tenga otra experiencia», afirma Aoun.
Fue uno de los líderes libaneses que más criticaron y combatieron la ocupación siria y el que tuvo la osadía de declarar la guerra a Damasco, contando para ello con la ayuda de París y del armamento proporcionado por el entonces presidente iraquí, Saddam Hussein.
Cuando regresó hace siete años fue aclamado en Beirut como un héroe. Fue derrotado en las elecciones generales de 2009, si bien el suyo fue el segundo partido más votado.
A pesar de todas las polémicas que desata la figura de este líder militar cristiano maronita, lo cierto es que su llegada ha supuesto para Líbano el primer gran acto de reconciliación tras la salida de las tropas sirias.
GARA lo entrevista en su mítica residencia de Rabieh, una fortaleza protegida por medidas de seguridad reservadas a los jefes de Estado, con barreras militares, guardas privados y modernos dispositivos electrónicos.
Tras 15 años en el exilio y el triunfo político que tuvo a su regreso al Líbano, ¿cómo ve la situación actual del país?
Líbano ha vivido épocas de guerra y de paz. En 1978, Israel invadió el país y creó una franja de seguridad. En 1982, llegó hasta Beirut y después de retirarse siguió ocupando el sur. Desde ese año se emprendió un movimiento de resistencia libanesa liderada por Hizbulah, que forzó la retirada de Israel.
En 2006, sufrimos una guerra apoyada principalmente por EEUU, la UE y el silencio cómplice de muchos países árabes. Pero tuvo un final que ellos no esperaban. EEUU estaba presente desde 2003 en Irak y ha impulsado desde entonces el derrocamiento de gobiernos árabes.
El fruto de esta actividad es actualmente la guerra en Siria, fundamentalmente apoyada por Washington. Esa es la conclusión a la que hemos llegado.
Dentro de este marco, Líbano se ve muy influenciado. Vivimos una estabilidad muy precaria. Cuesta mucho mantener Líbano estable. Esperemos que no afecte a nuestra seguridad.
Tenemos infiltraciones de lo que se autodenomina el Ejército Libre de Siria dentro de territorio libanés y esto podría provocar enfrentamientos.
En el ámbito político se intenta no interferir en lo que es la lucha siria o la confrontación de sirios contra sirios y nos mantenemos al margen de eso.
¿Cómo explica la crisis en Siria?
EEUU lidera el apoyo a esta crisis junto con la UE y tienen claros intereses en esta región: el primero, la seguridad de Israel y el segundo, el petróleo.
¿No estamos también ante un cerco en clave geoestratégica contra Irán?
Irán y Siria tienen el derecho a vivir como ellos quieren. La crisis es un ataque al pueblo sirio y al pueblo iraní.
Siria nunca atacó a nadie, y tampoco Irán. Están en un proceso de generación de energía nuclear y les están dictando lo que tienen que hacer con intenciones bélicas, con amenazas contra Irán. Por lo tanto, nosotros, desde Líbano, vemos esta guerra como una forma de presionar y querer controlar toda la zona. Es un conflicto entre dos grandes (EEUU y Rusia) que estamos pagando nosotros.
¿Cómo influye la implicación de Arabia Saudí y los países del Golfo en esta crisis?
Siria era un país muy estable. Esta crisis es una creación de Estados Unidos y están generando una guerra religiosa. Históricamente la zona fue cristiana, antes de la llegada del islam. Luego se dividió la zona entre cristianos y musulmanes y siempre han estado conviviendo en paz hasta que han promovido las guerras religiosas
La intención última es hacer desparecer a los cristianos de esta región. Hay una guerra contra los cristianos para acabar con ellos, en Palestina, en Irak, en Egipto y ahora en Siria.
¿Quién lidera esa guerra?
El primer país que está tras esta guerra es Israel, porque es un Estado racista. En paralelo, los intereses occidentales, que tienen a Israel como base en la región. Y, finalmente, los países del Golfo, que violan totalmente los derechos humanos hasta el punto de que no puedes ver la cara a una mujer. Esos países son leales a EEUU, que los considera como modelo de democracia. Una gran mentira. Hay una gran diferencia entre lo que se escucha hoy en día en la prensa y lo que sucede. No es información lo que se lee, sino pura propaganda.
¿En Siria hay una guerra de propaganda?
Indudablemente. Quedó de manifiesto con los montajes de fotos y vídeos antes de que estallara la guerra actual. Eran imá- genes de la guerra en Líbano y las hacían pasar como si fueran pruebas de la actual crisis.
GARA entrevistó a mandos del Ejército Sirio Libre en Turquía y Líbano. ¿Puede confirmar oficialmente que el ELS tiene bases militares en Líbano?
Sí, efectivamente están en territorio libanés, se conoce cuántos son y dónde están sus centros de operaciones.
¿Cuál es el peligro para la seguridad interior de Líbano?
Se han registrado serios incidentes de seguridad; los robos y los hurtos han aumentado y se ha comprobado que fueron cometidos por sirios.
¿Se puede prever cuánto durará esta crisis?
Es difícil pronosticar cuándo llegará el fin, porque la crisis siria es una lucha entre grandes. No es el pueblo sirio contra su Gobierno. Esta guerra se está alimentando desde el exterior.
Esta conflictividad, ¿puede generar una guerra civil en Líbano con los enfrentamientos entre chiíes y suníes que están teniendo réplica en zonas de Líbano, como Trípoli? ¿Se puede producir un escenario similar en Siria?
Hay planes de agentes internacionales para que vuelva a estallar una guerra civil en Líbano y están ocurriendo ciertos incidentes. Pero la estabilidad política es la que no lo permite. Desde el exterior también hay una sensación de impotencia, de que no tienen capacidad para provocarlo.
En cuanto a Siria, se puede hablar de guerra civil en parte, ya que es una guerra de milicias, de terroristas contra el Estado. El Ejército está compuesto por los distintos estamentos de la sociedad civil, por lo tanto ahí no se puede hablar de guerra civil estrictamente, sino de una guerra contra el Ejército nacional. Hay acciones terroristas que sí se pueden englobar en lo que es un concepto amplio de guerra civil. Hay una parte que unilateralmente habla de guerra civil: los grupos terroristas y el Ejército Libre de Siria. Pero yo no lo considero una guerra civil y tampoco lo es oficialmente.
Usted sufrió el exilio durante la ocupación siria de Líbano. Sin embargo, siempre ha dicho que no hay motivos para luchar contra este país.
El problema con Siria acabó cuando salieron del país. Nunca he cambiado de posición.
Jamás he tenido ningún problema con Siria y en aquel entonces decía que quería un Líbano libre y tener una situación de estabilidad. Líbano, como país, tiene que tener relaciones con sus países vecinos y entre ellos está Siria.
Aquella era una situación excepcional y lo natural es que los países vivan en paz. Cuando se acaba una guerra, se terminó el conflicto..