Momentos de gloria, momentos extraordinarios, algunos recogidos en el gráfico de la derecha que perviven en la memoria. Nadia Comaneci, la adolescente rumana que enamoró al mundo con sus piruetas en Montreal'1976, ahora tiene nacionalidad estadounidense, 51 años y un puesto de comentarista televisiva desde donde intenta explicar los pormenores de este deporte que requiere fuerza, flexibilidad y agilidad.

Ganadora de nueve medallas olímpicas -de las que cinco son de oro-, aquel 10 con el que Comaneci fue puntuada y simbolizaba la perfección ya no existe. Su recuerdo trae a la memoria a otra gimnasta, Larissa Latyninna, de actualidad durante la primera semana de estos Juegos porque esta anciana que vive en Moscú ha sido durante 48 años la persona más laureada del olimpismo con 18 medallas.

Michael Phelps le ha arrebatado ese honor. Como buen nadador es un experto en batir marcas. El tiburón de Baltimore ha puesto el listón muy alto, casi inalcanzable. Sus 22 chapas olímpicas -con 18 oros, 2 platas y 2 bronces- tienen un largo recorrido. Empezó a coleccionarlas en Atenas'2004, siguió en Beijing'2008, con ocho títulos, y ha concluido en Londres'2012.

Dicen que el mejor nadador de la historia ignoraba quien era Latyninna hasta hace casi nada. «Yo no cuento mis medallas, eso son cosas de los periodistas». Tampoco Tianna Madison, Allyson Felix, Bianca Knigth y Carmelita Jeter -integrantes del equipo de relevos de 4x100 de Estados Unidos que el viernes acabaron con un registro de la RDA que duraba desde 1985- debían de estar muy puestas en asuntos de historia, preocupadas de no perder el testigo -como en los dos Juegos anteriores- para recuperar un oro que se les había escapado desde los Juegos de Atlanta'96.

Usain Bolt, por el contrario, sabe perfectamente quienes son sus antecesores, y además establece diferencias. El jamaicano creció viendo a Michael Johnson y así lo ha reconocido estos días que anda picado con Carl Lewis.

Bolt también ha hecho méritos suficientes para figurar en el futuro en este cuadro. Ha revalidado su triplete en 100, 200 y el relevo de 4x100 metros, cuando no llega a la decena la nómina de atletas que ganaron en el Nido del Pájaro y en Stratford.

Además, su doblete es inédito, y su triplete más. Añadiendo a su talento deportivo para la velocidad y su infalible método para aguantar la presión, su debilidad por el show. Nadie puede desbancarle de momento en las preferencias del gran público. El presidente del COI, Jacques Rogge, opina que estos han sido los Juegos de los atletas: «La villa olímpica, 44 récords del mundo, 117 récords olímpicos y deportistas como Chris Hoy, Ben Ainslie, Michael Phelps, Usain Bolt, Valentina Vezzali y Andy Murray escribiendo historia lo demuestran». Rogge ya ha hecho su lista de una edición que confirma que jugar en casa aumenta sí o sí el botín del país organizador. Las 29 preseas de oro -65 en total- que se han embolsado los británicos representan su mejor resultado desde Londres'1908, cuando dominaron con 146 metales, 56 de oro. Y para terminar, dos detalles de baloncesto.

La selección masculina de EEUU lograba el récord de anotación en un solo partido, con 156 puntos, contra Nigeria. En aquel encuentro, Carmelo Anthony igualó el registro del brasileño Oscar Schmidt al convertir 10 lanzamientos triples.

En el basket femenino, Estados Unidos lograba su quinta medalla de oro seguida -su última derrota data de las semifinales de Barcelona 1992- sumando ya 41 victorias consecutivas. Pero el verdadero hito lo establecía la australiana Liz Cambage. La joven pívot de las opals pasará a la historia por ser la autora del primer mate en el torneo olímpico, logrado en el partido de la primera fase contra Rusia.