GARA > Idatzia > Kultura

Udate

«La `Fantasía' presagiaba a un autor de talla internacional en Usandizaga»

p039_f01.jpg

Adolfo Gutiérrez

Violonchelista

Adolfo Gutiérrez es uno de los más destacados jóvenes intérpretes del violonchelo en el Estado. También en los Estados Unidos, donde toca e imparte clases con regularidad. Alumno de Elías Arizcuren y Bernard Greenhouse, Gutiérrez es muy alabado por la crítica por la elegancia de sus interpretaciones y la belleza de su sonido.

Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

Tras actuar el pasado sábado en Zumaia, el dúo formado por el violonchelista Adolfo Gutiérrez y la pianista Judith Jauregui volverá a actuar mañana en la sala Andra Mari de Araia dentro de la Quincena Musical donostiarra. En su programa llevarán música parisina de entresiglos XIX y XX, con piezas de Debussy, Franck y Usandizaga.

Debussy fue un revolucionario que reinventó la manera de tocar el piano. ¿En su «Sonata para violonchelo» aporta también novedades a la escritura del instrumento?

Sí, sin duda. Hasta la epoca había predominado un tipo de concierto romántico, al estilo del de Elgar, en el que apenas hay indicaciones sobre cómo debe ser la textura del sonido del violonchelo. Pero llega Debussy y es exagerado, cada tres compases hay anotaciones que te especifican exactamente qué tipo de sonido quiere e incluso la técnica que debes emplear para obtenerlo. Tenía muy claro cómo funcionaba el instrumento y lo llevó mucho más allá de lo que era habitual en su época.

¿Es una obra difícil?

No es una sonata complicada desde un punto de vista mecánico. Lo que la hace muy compleja, en relación con la pregunta anterior, es el sonido tan cambiante que tienes que producir en todo momento. En un pasaje dado estás tocando con toda la expresividad y resonancia del violonchelo y, de repente, tienes que pasar a un sonido frágil, de armónicos o que produzca la sensación de aire. Ese balanceo constante en la forma de producir el sonido la hace muy compleja de expresar, no es fácil hacerla llegar al público de manera nítida.

Va a tocar también una de las obras más apreciadas del repertorio, la Sonata de César Franck. ¿En qué marca la diferencia con la obra de Debussy?

La materia sonora es completamente diferente. La de Franck es un obra puramente romántica y escrita bajo formas tradicionales, a pesar de esas armonías completamente únicas que tiene. Es una obra muy finamente planteada, que toma la forma de un canto continuo. Aunque ambos compositores fueran franceses, sus ideas sobre el sonido no tienen nada que ver.

La versión para violonchelo es un arreglo del propio Franck para violín. ¿Qué diferencia hay entre ambas versiones?

La discusión sigue abierta sobre cuál es la original. Hay gente que afirma que Franck la pensó originalmente para violonchelo, pero que cuando su amigo, el famoso violinista Isaÿe, se casó y le invitó a la boda, como Franck no tenía ningún regalo que hacerle decidió arreglarla y terminarla para el violín. Sea como fuere la historia, la ejecución en ambos instrumentos es distinta pero francamente posible. La ventaja del violín es que la melodía sale más claramente por encima del piano. En el chelo quizá no se distingue tanto, pero el volumen, las textura del sonido es más mórbida, más viscosa. Yo creo que el resultado es mucho más dramático en el violonchelo.

Van a tocar una «Fantasía» de Usandizaga, poco conocida.

La compuso con alrededor de 20 años y se nota que es una obra de juventud. El piano a veces queda un poco deslabazado con respecto a la melodía tan larga que tiene el violonchelo, como si faltara relleno sonoro. Existe una versión para orquesta que arregló su hermano y que quizá mejore estos problemas. Por lo demás, esta «Fantasía» es de una gran factura, que hacía presagiar a un compositor de talla internacional, con un estilo muy personal y capaz de rescatar lo mejor del Romanticismo aportando ideas originales. Además está muy influenciada por la «Sonata» de Franck, por eso resulta tan interesante poder escuchar las dos obras en un mismo concierto.

«Judith y yo tenemos intención de seguir»

Trabaja por primera vez con la pianista donostiarra Judith Jauregui. ¿Cómo se conocieron?

Fue en Bilbao, en el Musika-Música. Coincidimos en el hotel desayunando, y meses más tarde Judith me escribió para proponerme trabajar juntos. Empezamos a ensayar hace dos semanas y en lo personal y profesional nos entendemos muy bien.

Tanto Jauregui como usted son intérpretes de mucha personalidad. ¿No surge a veces un conflicto de egos?

Conozco casos de grupos de cámara, incluso cuartetos muy conocidos, que son como una reunión del G20: se llevan a matar. Tienen que negociar para tocar, «esta idea me toca a mí y la siguiente a vosotros». Pero Judith y yo nos llevamos fenomenal y llegamos a acuerdos. Si ella pienso que algo debería ser más rápido y yo más pausado, buscamos un término medio que nos satisfaga a los dos.

¿Se prolongará el dúo en el futuro?

Sí, tenemos la intención de seguir. No será un dúo estable porque Judith también es solista, pero nos juntaremos de vez en cuando para hacer programas e incorporar nuevas obras.

M.C.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo