Udate | Bilboko aste nagusia
La escuela infantil de cocina supera una edición más el número de participantes
El Certamen Gastronómico de Bilboko Konpartsak trabaja la cantera, al parecer con éxito ya que ayer la escuela infantil de cocina superó por tercer año consecutivo el número de participantes hasta alcanzar los 90 en tres turnos. Niñas y niños, asesorados por guisanderos por devoción y cocineros profesionales, elaboraron sabrosas ensaladas que luego llevaron para degustar con la familia y amigos. Hoy les cogen el relevo los mayores con la popular tortilla de patata.
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
La escuela infantil de cocina sirvió ayer de aperitivo a la semana gastronómica que impulsa Bilboko Konpartsak en pleno corazón de Aste Nagusia, que mañana empieza con la tortilla de patata y finaliza el domingo con el guisado de rabo. En medio, los txipirones en su tinta, bacalao a la vizcaina, bacalao al pil-pil y marmitako. Era la tercera edición y eso se notó, ya que minutos antes de la hora fijada para la actividad, mientras la organización ultimaba detalles, ya eran varias las decenas de txikis que aguardaban en El Arenal para participar.
Ante una larga mesa, niños y niñas se encontraron con bandejas e ingredientes para elaborar deliciosas ensaladas: lechuga, tomate, langostinos, pimiento rojo, cebolla, gulas, mejillones, sal, aceite, vinagre, palitos de cangrejo, pulpo y pepino. Se alinearon ante los productos y comenzaron su trabajo, contando con el asesoramiento de Josu Mendia, cocinero del restaurante Kelti, de la calle Zugastinobia, e Igor Ozamiz, de la Escuela de Hostelería.
«Tratamos de ayudarles o que no tengan vergüenza a la hora de coger uno u otro producto a su gusto», explicaba la comparsera de Kobeta Mendi Marta Pérez mientras a lo lejos se escuchaba a madres y padres tratando de dar instrucciones a los txikis desde la valla. Lo cierto es que algunos fueron con la lección aprendida y optaron por llenar los platos de langostinos, gulas, palitos de cangrejo y mejillones, dejando a un lado la lechuga, la gran damnificada de esos planes, y a la cebolla, uno de los productos que suele faltar en los platos de muchos infantes. Todo tenía su lógica, luego ya pondrían ellos en casa esos ingredientes y otros para elaborar una señora ensalada.
«Ha habido una niña que ha empleado tantos langostinos, que la bandeja la hemos tenido que reforzar», comentaba Borja Irizar, comparsero de Txori Barrote, mientras les ayudaba a envasarlas. A continuación, recibían una bolsa de obsequio, con otros productos, todo ello por gentileza de las firmas que año tras año colaboran con Bilboko Konpartsak en la organización de esta escuela y del conjunto del concurso gastronómico de Aste Nagusia.
«Hay algunos que son verdaderos manitas, solo hay que verles cómo ponen los productos en la bandeja, cómo la adornan, con lo pequeños que son», señalaba Luis Fuentes, de Hontzak, otro clásico de este espacio festivo. Los hubo que llenaron tanto el plato que a punto estuvieron de ver como su obra acababa en el suelo, para su desesperación tras la tensión de habían vivido ante cámaras de televisión, periodistas y los comparseros que les trataban de asesorar. Los hubo que no llegaron ni a acercarse, aunque les invitaron, porque la timidez les venció a sus siete años.
«Aquí es donde se hace cantera», manifestaron desde la organización, recordando que iniciativas como la que se vive todas las mañanas en el corazón del Arenal es producto del trabajo desinteresado y altruista de muchos por la fiesta. «El día que alguien trate de obtener algún beneficio, sea económico o de otro tipo, de actividades como esta, será su final», señalaron.
Por encima de las reflexiones de los mayores, los txikis, frente al plato y provistos del mandil, seguían a lo suyo, cogiendo porciones de pepino, gulas y cebolla, o gulas y tomate, aunque las mayores optaban por combinación más complejas. «Aceite que no falte», les decía Kepa Freire, director del Certamen, mientras al otro lado de la valla, algunos de los espectadores insistían en «echa lechuga, majo, que es ensalada. Está bien que tenga langostinos y gulas, pero donde esté la lechuga y el tomate...». Tampoco faltó el que preguntó por la pasta.
El hambre hace estragos
Se iba echando la hora de comer y eso se dejó notar entre los participantes, especialmente entre aquellos que no habían hecho hamaiketako. «Mateo, hombre, no te comas los ingredientes, que luego no va a quedar ensalada», le espetaba una mujer desde fuera del perímetro a uno de los más pequeños. Anotar, según destacaron los comparseros, que llegó a participar una niña de tres años.
Mientras, integrantes del equipo del Gastronómico continuaban poniendo las cosas fáciles a los pequeños guisanderos, pelándoles los langostinos, acercándoles porciones cortadas de tomate y lechuga, sin olvidarse de ir recogiendo los desperdicios y los envases. «Algunos chavales te sorprenden -apuntaba Arkaitz Zarraga, de Hau Pittu Hau, mientras ordenaba la mesa-, tienen mucha imaginación y aunque son pequeños, te quedas pasmado de lo que llegan a elaborar».
Zarraga destacó la gran cantidad de turistas madrileños y catalanes que se acercaron hasta esa actividad. Algunos, programa en mano, trataban de descubrir las particularidades de Aste Nagusia que no transmiten los medios de comunicación, otros no ocultaban su sorpresa por el nivel de la escuela infantil de cocina y su nivel de participación, sumándose sus hijos a la propuesta comparsera.
También los hubo que no sabían lo que se «cocía» en ese espacio del Arenal y acudieron atraídos por la presencia de Marijaia. Llegaron, se sacaron la pertinente fotografía con la musa festiva y, entonces, se dieron cuenta de cómo se trataba en el Botxo a las nuevas generaciones para que sepan comer y lo que es más importante, cómo prepararlo, dejando a un lado los precocinados.