Raimundo Fitero
Mario
Yo me lo paso muy bien con las entregas de la serie didáctica «Los timadores», porque nos dan pistas para afrontar esta entrada a la realidad que ya se anuncia con los peores presagios. Estos ladronzuelos de mentirijillas enseñan un repertorio de robos en pequeña escala. Que nadie se ilusione, no van a enseñarle a ser ministro de Economía, comprarse un ático de más de un millón de euros y aparecer en la tele pidiendo apretarse el cinturón como está Luis de Guindos, uno de los personajes más turbulentos y sospechosos de esta inacción gubernamental española que encabeza un marianista, que visita a la virgen del Rocío porque su ministra de Empleo (sic) aseguró que ella, la virgen, ayudaría a salir de la crisis.
Yo creo que uno de los más aficionados a la serie de los descuideros es Mario Conde, que ya tuvo su máster en el talego, y que acredita antecedentes suficientes como para ser miembro de cualquier gobierno que se precie porque sabe cómo arruinar un banco para beneficiarse él y su camarilla de amigos. Sabe cómo utilizar el dinero de sus impositores para pagarse favores reales y doctorados honoris causa. Es un auténtico ejemplo de timador con gomina. Lo importante para el Reino de España, es que este hombre que tanto ha sufrido, ha decidido dar un paso al frente y crear un partido político, con la intención de cambiar el «sistema» desde dentro. Un mensaje magnífico.
Así que no solamente en Intereconomía le están dando la cancha que necesita, sino que aparece en «El Gran Debate», que se está convirtiendo en el lugar de las paradojas, en la nueva tele-basura, con ínfulas políticas de baja estofa. Y que ahora, sin partido de fútbol en abierto que les moleste podrán hacer de la suyas sin competencia. La verdad es que mientras el presidente ausente deja que pase el tiempo para que lo intervengan, se descapitalice y tenga que convocar elecciones, el electorado español se encontrará con la oportunidad única de cambiar el rumbo de la historia, con dos líderes puros, trileros de gran tirón como son Mario Conde y Rosa Díez. Un gobierno de coalición entre ellos con Toni Cantó de ministro fallero sería la solución para el sistema, la crisis y la corona.