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CRíTICA: «El legado de Bourne»

Para continuar con la saga no necesitan ni al prota

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Mikel INSAUSTI

Cada vez queda más claro que Hollywood es como un dios titánico que todo lo puede. Si alguien se pensaba que la Universal iba a tener problemas para seguir con la franquicia de Bourne, tras la renuncia de su director Paul Greengrass y de su actor principal Matt Damon, estaba equivocado. Lo que personalmente no me esperaba era la solución argumental que han buscado, sacándose de la manga otro agente distinto del creado por Robert Ludlum en su ya mítica serie, para hacerle vivir una situaciones ocultas parecidas, con lo que un simple recambio ha garantizado la continuidad de la franquicia. Mientras tanto se deja la puerta abierta a la vuelta de Jason Bourne y de quien lo interpretara en las tres primeras entregas.

El colmo es que tan arbitraria solución se revela efectiva, tanto en cuanto la estrategia de cambio de piezas dentro del engranaje ficcional no sale mal parada. En primer lugar han apostado por ceder la responsabilidad de «El legado de Bourne» al guionista Tony Gilroy, gracias a su triple experiencia adaptando a Ludlum. Y la historia del agente de repuesto le funciona, aunque no tanto la realización, debido a que en dicho cometido sólo cuenta con dos largometrajes previos en su haber. Esa batalla estaba perdida de antemano, puesto que resultaba imposible acercarse al dominio técnico y visual de Paul Greengrass. Pero, en cambio, les ha salido redonda la jugada de la permuta de Matt Damon por Jeremy Renner, que le gana la partida con su arrolladora e imponente presencia física de tipo pequeño pero matón.

No es nada fácil actuar dentro de la falta de identidad marca de la casa, y se necesita mucho carácter para compensar los diálogos vacíos, dichos en un lenguaje en clave de acuerdo con el secretismo de toda la trama. No deja de ser el simple y consabido paréntesis para rellenar la narración a la espera de las secuencias de acción, que es donde la producción pone toda la carne en el asador. Las que hay en «El legado de Bourne» no van a decepcionar a los incondicionales de la saga, especialmente la persecución final que tiene lugar en los estrechos callejones y embotelladas carreteras de Manila.

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