Por si había alguna duda, el arbitraje continúa igual
Natxo MATXIN
Esto no ha hecho más que comenzar y ya queda claro que hay normas futbolísticas que son inamovibles: el grande siempre juega con ventaja cuando el señor de negro tiene que decidir. Ni siquiera al modesto le queda la posibilidad de jugar mejor que el poderoso para quedarse con los puntos en juego, siempre depende de ese capricho albedrío del trencilla de turno al que, casualidades de la vida, en el 99,9% de las ocasiones, le apetece decidir en favor de la escuadra que se lleva todos los focos.
No parece que a un conjunto como el Barcelona, plagado de estrellas, pero al que también de vez en cuando se debe tener la posibilidad de ganarle en buena lid, necesite de esa ayuda extra desde el estamento arbitral. En fin, viendo el lado positivo, este Osasuna no solo ilusiona por la garra y pundonor que le puso al envite -algo que siempre hace-, sino por el criterio y claridad que mostró en sus combinaciones y salidas de balón. Ver cero puntos en el casillero no debe alarmar a nadie, pues parece haber mimbres como para confeccionar una resistente cesta, siempre y cuando no haya quien la rompa a propósito.