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CRíTICA: «Manolete»

La España franquista nunca tuvo tanto colorido

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Mikel INSAUSTI

Al principio de la película se muestran imágenes de archivo en blanco y negro, dentro de unos títulos de crédito que las van envolviendo en un colorido que se apoderará de la pantalla y hará desaparecer cualquier recuerdo relacionado con la oscura realidad que se vivía en la España de posguerra. Pienso que las han puesto únicamente para hacer ver al público internacional que Adrien Brody se parece físicamente al verdadero Manuel Rodríguez Sánchez, y ahí acaba toda posible similitud, porque Penélope Cruz no da el perfil de Antoñita Bronchano Lopesino, más conocida por el sobrenombre artístico de Lupe Sino. Menos aún el joven actor televisivo Nacho Aldeguer se asemeja al Luis Miguel Dominguin de los comienzos.

Cito a los tres, porque coinciden en la escena clave de la muerte de Manolete en la plaza de toros de Linares. Está mal montada, lo que demuestra que el holandés afincado en Hollywood Menno Menno Meyjes debía haber seguido siendo guionista y no pasarse a la realización. Es imposible que un momento tan crítico no contenga o transmita tensión, debido a que el montaje en paralelo carece de fuerza alguna, en cuanto extensión mecánica de las edulcoradas tomas taurinas insertadas durante el resto del metraje. Los capotazos al aire son de postal, sensación falseada que atañe a los propios decorados. Sin quererlo he citado la palabra prohibida, ya que ha sido la deuda contraída con los encargados del atrezzo la que ha retrasado el estreno seis años por culpa de los litigios judiciales, dejando sin efecto al hinchado presupuesto de una coproducción que presumía de haber costado más de veinte millones de euros.

Aunque Meyjes firme el guión sin reconocer haberse basado en ninguna fuente, está claro que ha leído el libro de Carmen Esteban «Lupe, el sino de Manolete», donde la periodista se hace eco de la teoría popular sobre que la actriz castellana, tal como decía la madre del diestro Doña Angustias, fue la causante de su desgracia. El objetivo frustrado de la amante era llegar a la enfermería y casarse con Manolete en articulo mortis, tal como lo recrea este rancio melodrama.

 

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