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Se multiplican los ataques de infiltrados contra los ocupantes en Afganistán

Los síntomas de descomposición de la ocupación de Afganistán son ya evidentes y recuerdan cada vez más a escenarios como el de la guerra de Vietnam. A la muerte de dos soldados de EEUU por fuego amigo que se reveló enemigo -ya son 33 los ataques de infiltrados en lo que va de año- se suma el asalto, con ayuda desde el interior, de un cuartel del Ejército Nacional afgano, que se saldó con 10 muertos y cinco huidos, que se llevaron con ellos todo un arsenal.

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GARA | KABUL

¿Amigo o enemigo? ¿Miliciano del Gobierno títere o infiltrado talibán? Los soldados ocupantes en Afganistán miran de reojo y ya no dan la espalda a los reclutas del Ejército Nacional afgano.

Dos soldados de la OTAN han muerto en las últimas horas en lo que el argot militar estadounidense designa como «ataque desde el interior», en referencia a que el atacante es un miembro del Ejército Nacional Afgano, léase milicias del Gobierno títere instalado en Kabul.

El ataque tuvo lugar en la provincia de Laghman, situada al este de la capital, Kabul. Según la versión oficial de la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF), dos soldados estadounidenses murieron tiroteados por la espalda. «Un miembro del Ejército Nacional volvió su arma contra soldados de la ISAF», anunció un portavoz de la OTAN, que añadió, sin dar más explicaciones, que el atacante fue abatido por el resto de soldados.

Un método como poco expeditivo que ilustra que todas las luces rojas están encendidas en el seno del comando ocupante. Y es que con este «incidente» se eleva ya a 42 la cifra de soldados extranjeros muertos por soldados o policías afganos, o rebeldes infiltrados en sus filas, este año -12 de ellos solo en el mes de agosto-. La sangría de los «ataques desde el interior» supone ya el 13% de las bajas mortales totales de la misión de la ISAF en Afganistán.

Asalto con ayuda interior

Por si esto fuera poco, los resistentes talibanes atacaron ayer por la mañana un puesto militar y mataron a 10 soldados afganos. Las autoridades locales del distrito de Washir, en la provincia sureña de Helmand, evocaron un complot en el que habrían participado soldados infiltrados por los rebeldes desde el interior del cuartel.

Daud Ahmadi, portavoz de las autoridades de Kabul en la provincia de Helmand, confirmó el balance de víctimas mortales y abundó en la teoría del complot. «Cuatro soldados resultaron heridos y otros cinco huyeron con los talibanes llevándose sus armas», señaló.

La oleada de «ataques desde el interior» ha generado gran inquietud en EEUU, que dirige la ISAF, y en el Gobierno títere de Kabul, cuyas tropas tienen previsto tomar el relevo de las fuerzas ocupantes y encargarse de la seguridad del país antes de finales de 2014.

De visita a Kabul la semana pasada, el jefe del Estado Mayor del Ejército estadounidense, Martin Dempsey, exhortó a los dirigentes afganos a actuar contra este fenómeno creciente.

Su compañero de armas y comandante de las fuerzas de la OTAN en Afganistán, el general John Allen, asegura que los talibanes serían responsables de un cuarto de los «ataques desde el interior». La del 25% es una proporción mayor que la que hasta ahora había reconocido EEUU, aunque sigue siendo muy baja para explicar las motivaciones de los soldados a la hora de atacar a sus formadores militares.

Y es que en lo que va de año ha habido 33 ataques de este tipo, con 42 muertos, mientras que en los doce meses de 2011 se registraron 16 ataques similares con 28 muertos y 43 heridos.

En medio de la inquietud y las presiones crecientes de Washington, el Gobierno títere de Hamid Karzai ha decidido sacar el ventilador y acusar a sus vecinos, con la mirada puesta en Pakistán, de haber infiltrado a sus milicias y de estar detrás de la oleada de ataques.

Se basa para ello en supuestos informes de los servicios secretos que apuntarían a espías extranjeros como impulsores de esas infiltraciones, en palabras del portavoz presidencial, Aimal Faizi.

decapitados

17 aldeanos del distrito de Kajaki, en la provincia sureña de Helmand, fueron decapitados por desconocidos en la noche del domingo. La ISAF aseguró que una investigación estaba en curso aunque no se atrevió a acusar a los talibanes, tal y como se apresuró a hacer Kabul.

ejecución sumaria

Pese al desmentido de los talibanes, el Gobierno títere de Kabul insiste en que el jefe de operaciones de la red Haqqani, Badruddin Haqqani, había muerto en un bombardeo estadounidense con drones el pasado 21 de agosto en Waziristán Norte, en el noroeste de Pakistán.

EEUU desmiente flirteos con la red Haqqani, aliada de los talibanes

El portavoz estadounidense en Afganistán, el general Stephen Twitty, desmintió de forma tajante la información publicada por el diario «The Express Tribune», que asegura que Washington estaría sopesando la idea de ceder territorio a la red insurgente Haqqani a cambio de que deje de apoyar a los talibanes.

«Las afirmaciones son rotundamente falsas», aseguró el general en un comunicado difundido por la OTAN en Afganistán. «Solo el Gobierno de Afganistán es competente para adoptar los pasos políticos en nombre del pueblo afgano», precisó el portavoz, que añadió que la información publicada «es inconsistente con la política de EEUU».

Según el diario, que cita una fuente militar estadounidense de alto nivel, Washington podría aceptar ceder el control de las provincias de Paktia, Paktika y Jost a la red Haqqani si el grupo insurgente, al que se le atribuyen los principales atentados contra las tropas internacionales, suspende su apoyo a los talibanes.

La citada fuente militar aseguró al diario que Estados Unidos está «preparado para mantener discusiones» con la red, a la que reconoce un papel importante para cualquier proceso político en Afganistán. «Ni los americanos ni los paquistaníes pueden vencer por completo a la red Haqqani», justificó.

«Estamos preparados, pero los Haqqani no están muy abiertos (...) Por eso no tenemos otra opción que utilizar la fuerza contra ellos», precisó.

EEUU ya intentó un acercamiento al grupo después de la retirada talibán en 2001, pero su líder, Jalaluddin Haqqani rechazó la oferta. GARA

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