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Atrapados en la guerra sin cuartel en la periferia de Damasco y Alepo

Mes y medio hace que comenzaron los enfrentamientos en la periferia de la capital siria. Los rebeldes armados llevan a cabo una guerra de guerrillas y se esconden en barrios donde cuentan con apoyos. El régimen trata de acabar con ellos haciendo uso, bien que no indiscriminado, de su fuerza aérea letal. En este escenario, las masacres de civiles, sea uno u otro el responsable, son una crónica anunciada.

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GARA | DAMASCO

Un helicóptero del Ejército sirio se estrelló ayer en Damasco en medio de combates y los rebeldes reivindicaron su derribo para «vengar la masacre de Daraya», localidad situada en el extrarradio de la capital.

A última hora del domingo, el presidente sirio, Bashar al-Assad, insistió en que aplastará la revuelta «a cualquier precio». Y eso que su aliado, Irán, hizo un llamamiento al diálogo al apuntar a que la situación militar no tiene visos de solución.

Mientras el Ejército Sirio Libre anunciaba la apertura de un nuevo frente militar por parte del régimen en el este de la capital, los combates parecían recrudecerse en este sector.

La televisión pública siria anunció que un helicóptero se estrelló en Jobar, una zona especialmente hostil al régimen en el este de Damasco. Por contra, la brigada rebelde Badr reivindicó su derribo «en venganza por la masacre de Daraya».

Daraya, situada al sudoeste de Damasco, fue escenario la semana pasada de duros enfrentamientos. Los rebeldes denunciaron la víspera el hallazgo de 320 cadáveres cuya muerte imputaron a bombardeos del régimen, a los que habría que sumar otros 14 cadáveres ayer.

Como ha ocurrido en la ya larga lista de masacres en la crisis siria, la oposición acusa al régimen y este imputa las muertes a «bandas terroristas».

EEUU dio por buena la versión de los rebeldes y aseguró que las informaciones sobre Daraya «constituyen una nueva y horrible prueba de la represión brutal de al-Assad».

El Gobierno francés se mostró «horrorizado por lo que parece una masacre de civiles». La UE dio un paso más en el comedimiento y, tras condenar la masacre, señaló que «las circunstancias siguen sin estar claras».

Un nuevo frente

Los rebeldes armados anunciaron que el régimen habría abierto un nuevo frente en su ofensiva en los alrededores de Damasco, ahora al este de la capital. «El Ejército concentra sus operaciones al este de Damasco, mientras que el Ejército Sirio Libre intenta llevar la batalla al centro de la capital», señaló.

Esta zona oriental albergaría a los grupos rebeldes mejor organizados, incluido el que organizó el atentado que en julio descabezó el aparato de seguridad militar y policial del régimen.

Los combates en Damasco estallaron el 15 de julio. Tres semanas después el régimen dio por sofocados los principales escenarios de enfrentamientos y asegura desde entonces llevar adelante una campaña de «limpieza». Los rebeldes armados, conscientes de su imposibilidad de rivalizar con la potencia de fuego del Ejército, llevan a cabo una guerra de guerrillas.

En este escenario, todo apunta a que los civiles son las primeras víctimas. La oposición denunció la muerte de 32 personas en un ataque del Ejército al este de la capital y mostró una veintena de cadáveres alineados en el suelo de una mezquita en el barrio de Zamalka, incluidos los de tres menores.

La oposición informó de la muerte de más de 60 personas en la jornada de ayer en bombardeos, también en Alepo.

empotrado

Un cámara turco de tv dado por desaparecido la semana pasada, Cuneyt Unal, apareció ayer en una entrevista con un canal de televisión pública de Siria durante la cual aseguró que había sido capturado por soldados del Ejército en la ciudad de Alepo (norte) después de haberse unido a un grupo rebelde.

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