Si ya es complicado hacer frente a un equipo como el Barcelona en cualquier circunstancia, qué decir cuando se intenta en inferioridad. Osasuna podría impartir unas cuanta lecciones al respecto, acostumbrado como está a sufrir arbitrajes calamitosos cuando se enfrenta a rivales de este tipo. El último, el domingo, cuando Muñiz Fernández volvió a poner en entredicho las razones de su internacionalidad.

Lo pagó Osasuna como colectivo y Patxi Puñal en particular. El capitán se fue a la ducha antes de tiempo. Por «protestar airadamente y con los brazos en alto» y por decir al colegiado «me cago en tu puta madre», según el acta arbitral. Un insulto que Puñal, pese a asumir no haber andado nada fino, niega categóricamente. «Yo no le dije eso al árbitro, sin duda», aseguró. «Yo creo que Muñiz no lo escucha ni aunque yo lo diga -añadió-, pero prefiero no hablar demasiado de Muñiz porque nos vamos a volver a encontrar y no va a mejorar nada nuestra relación».

Pero era inevitable referirse al momento clave del choque, al que el centrocampista, enrabietado, le había «dado muchas vueltas» durante la noche. Un momento en el que asumía haberse equivocado, aunque no en la forma en que quedó reflejado en el acta. «Yo no dije eso al árbitro, pero me arrepiento porque no se puede dar esa mínima opción. Aún con toda la rabia de cómo había sido la jugada, de que no me dejó llegar al balón -Muñiz Fernández obstruyó a Puñal, propiciando el contragolpe que se saldó con el primer gol blaugrana-, me tenía que haber guardado toda esa rabia y no dar una mínima opción al árbitro. Es un error mío», reconoció, aunque insistió en que «ese balón era mío y se nos fue por la borda todo el buen trabajo realizado en setenta minutos».

Sensaciones

Y que permite, en un inicio de semana muy resacoso, mirar con cierta esperanza al futuro inmediato. Y es que el capitán osasunista ha «jugado contra el Barcelona muchas veces, pero pienso que ha habido pocos partidos como este, en el que hayamos hecho ocasiones tan claras para matar el partido. Tuvimos en varias acciones el 2-0 para rematar el partido. Lástima por cómo lo tuvimos y por cómo disfrutó la gente y los jugadores, la pena es que no pudimos terminar celebrándolo».

Pero contra las sensaciones poco puede hacer un arbitraje, por muy malo que sea, y en este sentido, Puñal insistía en que «en los comienzos de temporada que recuerdo, en pocos he visto al equipo tan bien y con las cosas tan claras». El problema es que no ha podido traducirlo en puntos, algo que «puede entrar dentro de la normalidad», teniendo en cuenta que los rojillos disputaron su primer encuentro lejos del Sadar y que el segundo les enfrentó al Barcelona -y a Muñiz, se podría decir-, aunque el centrocampista navarro asume que también «inquieta un poco» verse en el fondo de la clasificación con el cero inamovible en el casillero de puntos.

Insiste, pese a todo, en las buenas vibraciones que le está transmitiendo Osasuna en estos primeros compases de la temporada, en la tónica de lo que sucedió en la anterior. «El equipo mantiene la línea del año pasado, juega bien al fútbol y juega los partidos de principio a fin. Ha demostrado que hace las cosas bien, aunque todavía no ha demostrado que también sabe ganar».

Nano, con el grupo

Con ese sentimiento, a medio camino entre la rabia y la esperanza, los rojillos realizaron ayer en Tajonar la habitual sesión postpartido, con recuperación para los titulares y mayor carga de trabajo para el resto. También con buenas noticias, porque Nano se ejercitó con el grupo, aunque habrá que ver cómo evoluciona a lo largo de la semana. No es el caso de Armenteros, que sigue trabajando por su cuenta.

El equipo disfrutará hoy de jornada de descanso y empezará a preparar mañana la vista al Celta, que perdió ante la Real.