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ENTREVISTA | Ait Chebib Bouaziz, presidente del Movimiento por la Autonomía de la Kabilia

«La Kabilia es el bastión natural de la democracia en Argelia»

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Andoni LUBAKI | TIZI OUZOU

¿Cómo, cuándo y por qué se fundó el MAK?

El MAK fue fundado en 2001 tras los acontecimientos de la «Primavera Negra» en la Kabilia. Su objetivo era trabajar por un estatuto de autonomía y contra la opresión del Gobierno argelino. El movimiento celebró su congreso fundacional en 2007 y hoy cuenta con un comité ejecutivo y un consejo nacional en el que están representadas todas las comunidades de la Kabilia. Buscamos recuperar la soberanía perdida en 1857 tras la colonización francesa ya que es nuestra única oportunidad para sacudirnos la bandera arabo-islamista enarbolada por el Gobierno argelino. Tras una intensa labor, el MAK se ha converti- do en la primera fuerza política en la Kabilia.

¿Es lícito asegurar que son la primera fuerza en la Kabilia sin participar en las elecciones?

Argel no reconoce a la Kabilia y, por lo tanto, nosotros no participamos en ninguna de las elecciones organizadas por el Estado. Durante las recientes elec- ciones parlamentarias del 10 de febrero, llevamos a cabo una intensa campaña contra el voto y obtuvimos la participación más baja de todo el país. Una vez más demostramos que solo el MAK es capaz de movilizar a la Kabilia mientras otras organizaciones políticas son rechazadas por nuestro pueblo. La capacidad de movilización del MAK ha sido reconocida por numerosos observadores independientes. En cualquier caso, trabajamos en condiciones muy difíciles, bajo una intimidación constante, detenciones arbitrarias, interrogatorios y boicot mediático. Se nos veta el acceso a los edificios públicos para celebrar nuestras reuniones y se nos presenta como «separatistas a sueldo de las potencias extranjeras». Pero la gente de la Kabilia es políticamente más madura que los gobernantes de Argelia. Es el apoyo popular el que nos protege contra la barbarie racista del régimen argelino.

¿Por eso buscan romper con el Estado argelino?

En 1962 se produjo una transferencia de poder y la Argelia árabe sustituyó a la Argelia francesa. Así las cosas, la Kabilia continúa bajo una ocupación. Desde Ben Bella -primer presidente de Argelia- hasta Abdelaziz Bouteflika -actual presidente, desde 1999- todos los regímenes han seguido un mismo patrón: el antikabilismo. El poder y los islamistas son dos caras de una misma moneda. Cuando se trata de oprimir a la Kabilia no dudan en aunar fuerzas como ya lo hicieron en 1963, 1980, 1994-1995 y 2001. Los argelinos no árabes no son reconocidos en su propio país. Es la negación de la existencia de la Kabilia y de los bereberes en general, los primeros habitantes del norte de África. A día de hoy, 1.228 de nuestros jóvenes han sido asesinados por la Policía ante la total indiferencia de otras regiones de Argelia, que prefieren mostrar su solidaridad con los palestinos y no así con nosotros.

Sin embargo, violencia islamista se está convirtiendo en un fenómeno endémico en la Kabilia. ¿Cómo es posible en un lugar que se define a sí mismo como «no árabe» y «secular»?

La Kabilia es el bastión natural de la democracia en Argelia. Nuestra organización sociopolítica implica un compromiso con los valores seculares de la libertad, el laicismo, el respeto a los demás y la solidaridad con el otro. Es imposible pensar que esta región conocida como la antítesis del islamismo y el fundamentalismo pueda ser base para el terrorismo islámico. Todos sabemos que es el Gobierno argelino el que introduce a los grupos armados en la Kabilia para sembrar el terror. Estamos sufriendo un severo castigo por nuestra negativa a someternos al yugo arabo-islamista. Hoy, la Kabilia es un cuartel a cielo abierto. Más del 40% de los servicios de seguridad argelinos están acuartelados en la región y, sin embargo, los grupos terroristas actúan con total impunidad. Desde 2005, más de 69 individuos han sido secuestrados en el departamento de Tizi-Ouzou, la capital administrativa de la Kabilia. Muchas víctimas han sido rescata- das por la movilización popular ante la indiferencia total de los servicios de seguridad.

Además de los atentados, secuestros y abusos de autoridad, la Kabilia es también víctima de una política de «tierra quemada». Bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo, el Ejército argelino da fuego a nuestros bosques con el objetivo de privarnos de nuestros recursos naturales. El chantaje económico es evidente y se nos obliga a elegir entre el hambre o el yugo arabo-islamista.

¿Existe alguna relación estructural entre ustedes y otro pueblo amazigh como los tuareg? ¿Y con Azawad?

Nuestro proyecto hace hincapié en la solidaridad con todos los pueblos amazigh del norte de África. Cuentan con todo nuestro apoyo en su lucha por la emancipación de los regímenes neocoloniales. Asimismo, somos los primeros en reconocer la independencia y el Estado de Azawad. Todo aquel que busque un mundo más justo ha de apoyar al MNLA (Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad) en su lucha por establecer un Estado soberano, democrático y secular frente a los grupos islamistas que buscan boicotear la independencia de Azawad con la complicidad de la comunidad internacional. El Estado argelino busca desacreditar al MNLA ante la comunidad internacional para abortar la creación del primer estado amazigh independiente a través de la creación del grupo terrorista Ansar Dine. Sin ir más lejos, una delegación de este grupo fue recibida recientemente y de manera oficial por el Gobierno argelino para coordinar sus esfuerzos contra el pueblo amazigh de Azawad. ¿Por qué Argelia reconoce la independencia del pueblo saharaui, pero no a Azawad? El pueblo saharaui es árabe mientras que Azawad es amazigh, una prueba más de la naturaleza racista del Estado argelino.

Durante una visita a Israel el pasado mes de mayo, Ferhat Mehenni, primer ministro del Gobierno de la Kabilia en el exilio, con sede en París, llamó a «estrechar los lazos con Tel Aviv». ¿Reconocen ustedes los derechos fundamentales del pueblo palestino?

Buscamos establecer relaciones con todos los pueblos del mundo. Las guerras nunca han sido el trabajo de los pueblos sino el de los estados. De la misma manera que reconocemos el Estado de Israel, apoyamos al pueblo palestino en su lucha por la independencia, ya que apoyamos a todos los pueblos sin Estado que luchan por sus derechos. Una nación sin Estado está condenada a la desaparición.

¿Sería una «Primavera Árabe» en Argelia la solución a sus problemas?

El término «árabe» encierra una injusticia histórica que ha durado ya demasiado tiempo en el norte de África. Una revolución como la de Egipto, en la que el islamismo ha sustituido a otro totalitarismo, no nos interesa. Hablar de revolución en estos países es una entelequia, especialmente cuando se sabe que, en el fondo, no hay diferencia entre los regímenes caídos y los que los sustituyen. El ejemplo de Libia es muy elocuente: nuestros hermanos amazigh de Zwara -al noroeste de Libia- fueron los verdaderos artífices de la caída de Gadafi pero hoy se encuentran en el mismo punto de partida. Los islamistas han tomado el control y perpetúan la política de negación del pueblo amazigh.

¿Cual sería una alternativa de paz ante el escenario que describe?

Creemos que es imposible democratizar Argelia cuando el resto de los argelinos no reconocen los valores de la laicidad, la democracia y el progreso. Exigimos el derecho a la libre determinación para construir un Estado independiente, democrático, laico y social a través de un referéndum. Nuestro proyecto no es un proyecto contra los otros argelinos. Estamos convencidos de que podemos servir de ejemplo a una Argelia pluralista así como al resto de los pueblos del norte de África. Asimismo, la comunidad internacional debería asumir sus responsabilidades con dignidad abandonando sus políticas de doble rasero. Debería apoyar a Azawad como lo hizo con Túnez, Kosovo, Sudán del Sur... Si queremos construir un mundo justo, los derechos humanos y de los pueblos han de prevalecer sobre los intereses económicos.

Un nuevo movimiento para un viejo problema

Desde que Argelia arrancara su independencia colonizadora francesa, la Kabilia ha permanecido bajo el yugo del nuevo Estado. Con una continua imposición de la cultura árabe y del islam, los amazighs de la Kabilia desean que su cultura no sea aplastada. El MAK, que cuenta con numerosos detenidos en sus filas y cuyo líder está exiliado en el Estado francés, es el movimiento amazigh más fuerte del país. Nacido en 2001, lucha por recuperar los derechos que se le arrebataron con la colonización francesa en 1857, así como reforzar su cultura, su idioma y sus tradiciones. Sin embargo rechaza participar en las elecciones argelinas, ya que Argel no reconoce a la Kabilia como región autónoma. Es por eso que el movimiento autonomista convoca diversas manifestaciones que son casi siempre reprimidas brutalmente por las fuerzas de seguridad del Estado. La última gran manifestación celebrada en el año 2010 se saldó con varias decenas de detenidos, muchos de ellos miembros de la dirección del MAK.

La región de la Kabilia ha sido escenario en los últimos 20 años del enfrentamiento entre los salafistas del GIS y el Estado argelino. La ejecución de Mohand Ouramdane el día 2 de enero del 2012 evidenciaa que el conflicto sigue vivo hasta el día de hoy. Según el movimiento amazigh, es el Gobierno quién forzó a desplazarse a los islamistas más intransigentes a esta zona tras la firma del acuerdo de paz.

El MAK sufre ataques permanentes contra sus líderes y seguidores. En el año 2001, el hijo del líder del movimiento, Ameziane Mehenni, fue ejecutado en Paris. Una muerte que el MAK considera un castigo y una advertencia para que su padre, jefe del Gobierno amazigh en el exilio, Ferhat Mehenni, deponga su postura autonomista.

A.L.

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