BOBADAS ALPINAS | Kike de Pablo, alpinista
Térmicas alpinas
El entorno alpino se fragiliza. Ya no es posible negar el efecto de las temperaturas sobre los glaciares y sobre el permafrost, el hielo milenario que mantiene unidas grandes estructuras rocosas y que por primera vez comienza a deshelarse.
El 22 de agosto la alcaldía de St. Gervais desaconsejaba el ascenso al Mt. Blanc por la arista de Goûter «hasta que las temperaturas no desciendan» por el gran peligro existente. Bloques de todos los tamaños se desprendían sin cesar de día y de noche por la zona, provocando numerosos accidentes.
Pareciera que la sensación de descomposición social y política de nuestro entorno occidental se ve acompañada de una disolución de comportamientos en el mundo de la montaña, e incluso del medio físico en que esta actividad se desarrolla.
Este agosto centenares de parapentistas aterrizan en la cumbre del Mt. Blanc desplazándose por encima del macizo, llegando a alcanzar de forma normalizada alturas de más de 5.000m. Todo ello por zonas y alturas prohibidas para el vuelo por cuestiones de seguridad (los helicópteros de rescate de los numerosos accidentados no lo han visto con buenos ojos).
Este tipo de transgresiones eran toleradas cuando los casos eran reducidos. Ahora la cuestión es diferente. Al parecer, las ascendentes en la zona han sido excepcionales y muchos lo achacan a la cada vez mayor superficie libre de hielo, y por tanto al mayor calentamiento de las laderas.
El conflicto está servido, y las multas al parecer también. Todo está cambiando.
El 22 de agosto la alcaldía de St. Gervais desaconsejaba el ascenso al Mt. Blanc por la arista de Goûter «hasta que las temperaturas no desciendan» por el gran peligro existente. Bloques de todos los tamaños se desprendían sin cesar de día y de noche por la zona, provocando numerosos accidentes.
Pareciera que la sensación de descomposición social y política de nuestro entorno occidental se ve acompañada de una disolución de comportamientos en el mundo de la montaña, e incluso del medio físico en que esta actividad se desarrolla.
Este agosto centenares de parapentistas aterrizan en la cumbre del Mt. Blanc desplazándose por encima del macizo, llegando a alcanzar de forma normalizada alturas de más de 5.000m. Todo ello por zonas y alturas prohibidas para el vuelo por cuestiones de seguridad (los helicópteros de rescate de los numerosos accidentados no lo han visto con buenos ojos).
Este tipo de transgresiones eran toleradas cuando los casos eran reducidos. Ahora la cuestión es diferente. Al parecer, las ascendentes en la zona han sido excepcionales y muchos lo achacan a la cada vez mayor superficie libre de hielo, y por tanto al mayor calentamiento de las laderas.
El conflicto está servido, y las multas al parecer también. Todo está cambiando.