Un millar de personas reclamaron ayer el «cierre inmediato» de la central nuclear de Santa María de Garoña, ubicada en el Valle de Tobalina (Burgos), con la esperanza de poder celebrar esta noticia realmente el próximo año, después de que Nuclenor, la empresa propietaria del reactor, no solicitara la prórroga de la vida útil hasta 2019, como estaba previsto inicialmente, según informó Europa Press.

Esta fue la 33ª edición de la marcha organizada anualmente por la Coordinadora contra Garoña y la coordinadora estatal de colectivos antinucleares con el apoyo de otras organizaciones, como Greenpeace o Ecologistas en Acción, y de formaciones sindicales y políticas.

Durante el recorrido entre Barcina del Campo y la instalación nuclear, los manifestantes recordaron también los últimos acontecimientos sucedidos en la central belga Doel-3 -en cuya vasija, fabricada con materiales comprados a la misma empresa que los de Garoña, se han encontrado grietas-, lo que, a su juicio, añade «más peso a una extensa relación de motivos» para el cierre inmediato.

La Coordinadora contra Garoña exigió al Gobierno de Mariano Rajoy que deje de supeditar el futuro del sistema eléctrico a los intereses de las grandes empresas eléctricas. «Es necesario otro sistema energético basado en el ahorro y las energías renovables, y el cierre inmediato de Garoña es un paso imprescindible para caminar hacia un futuro energético limpio y sostenible», indicaron.

El acto reivindicativo terminó con un «brindis simbólico» con cava para celebrar el deseado cierre inminente de esta «obsoleta» central nuclear.