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«Las instituciones y Zeleta son los que deben solucionar el tema, no nosotros»

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Xabier Peñalver

Arqueólogo de Aranzadi

Nació en Donostia en 1952 y es Doctor en Arqueología. Miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, ha vuelto a la cueva de Praileaitz, yacimiento que sigue defendiendo ante las instituciones y la amenaza de la cantera de Sasiola.

A finales de enero de 2009 se paralizaron los trabajos de campo de Praileaitz, «no era nuestra voluntad pero así fue», señala Peñalver. Gracias a una subvención y la autorización para nuevas investigaciones otorgadas por la Diputación de Gipuzkoa, se ha vuelto a retomar la investigación.

¿Qué se espera encontrar?

Nos hemos centrado en tres zonas: el vestíbulo, donde estaban los colgantes, donde tenía el hogar...; la galería, que está prácticamente colmatada de sedimento y no sabemos hasta dónde se dirige; y una segunda sala interior donde apareció el último día de excavación un segundo bastón de mando. Estamos trabajando en los niveles inferiores, es decir, estamos partiendo de un Soutrense (17.000-19.000), a épocas anteriores como el Gravetiense (26.000 antes del presente). Somos cuatro personas, son trabajos lentos, con metodología muy precisa, las superficies que se excavan son de cuadros de 33 centímetros, se bajan dos centímetros de potencia... pero en ese ritmo vamos a ver qué resultados tenemos en este mes de investigaciones de campo y mes y medio de laboratorio. Ya han empezado a aparecer los primeros restos de fauna... vamos a ver.

Praileaitz ha sido habitada por humanos pero también por animales. ¿Qué animales?

Estamos en el Bajo Deba, donde hay un conjunto de yacimientos arqueológicos en cueva con niveles del Paleolítico, sobre todo el superior, impresionante. Pero en estas cuevas, la gente, los núcleos de esta época vivían de una forma estable. Sin embargo, en Praileaitz los datos nos indican que era una cueva de unas actividades distintas, no de vida cotidiana. Da la sensación de que solamente vivía un individuo durante una época y esas ocupaciones humanas son además estacionales. Quedan periodos grandes intermedios en que no hay seres humanos y entran animales como el lobo, el zorro, el oso... En niveles inferiores más antiguos la hiena, la pantera... Pero esos son momentos en que no hay ocupación humana. Cuando la hay, los restos son los animales que come. Y esos son normalmente la cabra, el sarrio, el ciervo y el reno también.

¿En qué consiste exactamente el conflicto de Praileaitz con la empresa Zeleta, que explota la cantera?

Me resulta difícil explicarlo, no le veo ningún sentido. Es una cueva importantísima a nivel europeo, es una cueva con pinturas que por lo tanto requiere la máxima protección, y esa protección no se está dando ni ahora ni en momentos anteriores. A partir del decreto del Gobierno Vasco en que se establece la protección de las galerías conocidas de la cueva, insisto, porque hay galerías que no se conocen y no se tienen en cuenta, de 50 metros, o posteriormente de 65, es insuficiente claramente. Este monte de forma cónica está vacío, solamente queda la película periférica, y esa película es la que nosotros planteamos que hay que proteger. Eso no se resuelve con 50 metros. Pero no tenemos que ser nosotros, hemos estado en ese frente de defensa del patrimonio pero tienen que ser las instituciones y la empresa Zeleta del grupo Amenabar los que tengan que resolver ese conflicto. Nosotros hemos estado tres años y medio sin acceso a la cueva, pero la actividad de la cantera sigue presente. Creo que es un tema que hay que resolverlo sentándose en una mesa y hablándolo adecuadamente.

¿Es peligroso para el equipo de arqueólogos trabajar en una cantera en activo?

Para eso no hay problema porque hay una coordinación. Cuando estamos dentro de la cueva hay un protocolo con la cantera: Los días que hay voladura se nos informa, tenemos los teléfonos conectados, hay avisos previos, salimos y nos alejamos de la cueva, siempre antes de entrar hay que pasar por una cabina donde hay que firmar, al salir lo mismo... Está controlado.

Al parecer, Zeleta ha ganado un recurso porque considera que se vulnera su derecho a explotar la cantera en su totalidad...

Lo desconozco. Me imagino que la empresa tendrá abogados, las instituciones también, y lo tendrán que resolver ellos de alguna manera adecuada. Nosotros, muy a pesar nuestro, nos hemos visto implicados porque hemos defendido el patrimonio. Hemos tenido que acudir en repetidas ocasiones al Parlamento de Gasteiz, para defender nuestras opiniones que, por cierto, han sido respaldadas incondicionalmente desde un informe que encargó el Gobierno Vasco de Jean Clottes, que se hablaba de una protección de 500 metros en situaciones similares en Francia, hasta por todo el mundo de la cultura, asociaciones, Ayuntamientos...

Si esta cueva estuviera en el Estado francés o Alemania, ¿cree que se daría un conflicto similar al que se da aquí?

Creo que no. Por las informaciones que tenemos en otros lugares, se llegaría a una solución más proteccionista. En el Parlamento de Gasteiz el catedrático de Prehistoria Javier Fernández Eraso planteó la situación de Portugal, donde se iba a hacer una presa y aparecieron grabados rupestres, y esa presa no se hizo. Y era una obra estratégica. El presidente de la República, nada menos que el presidente, decidió que no se hacía. Yo no digo que haya que parar, hay que resolver el tema. Y nosotros no podemos estar con la presión que estamos aguantando con este tema. Lo que sí vamos a hacer es investigación, siempre que se nos permita, y defender el patrimonio, aunque eso nos genere tensión. Vamos a defender el patrimonio ante las instituciones y ante quien sea. De eso no hay duda. G.A.

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