REUNIÓN DEL ECOFIN EN CHIPRE
Los Veintisiete encallan en el debate bancario y no tranquilizan a Rajoy
Los ministros de Economía de la Unión Europea abordaron ayer la implantación de un órgano de supervisión bancario único para la eurozona, un tema en el que las posiciones siguen estando muy alejadas. La previsión de Bruselas es que entre en vigor el 1 de enero, pero empieza a asumirse que las diferencias harán imposible cumplir el calendario. Madrid necesita un acuerdo para que el rescate bancario pase a ser recapitalización directa y no compute como deuda.
GARA | NICOSIA
Los socios de la Unión Europea vuelven a mostrarse divididos. En este caso, en torno al debate sobre supervisión bancaria y la creación de un supervisor único -el Banco Central Europeo (BCE)- para la eurozona, que Bruselas quiere poner en marcha el 1 de enero. Un objetivo que podría no cumplirse dadas las discrepancias existentes entre los Veintisiete, que auguran meses de duras negociaciones.
No se trata de un tema menor, sobre todo para el Estado español, que está a la espera de que haya luz verde en este proyecto para que el rescate bancario aprobado en julio, de hasta 100.000 millones de euros, se convierta en recapitalziación directa de las entidades y deje de computar como deuda pública. Deuda que, por otra parte, ha alcanzado en el segundo trimestre del año la cifra de 804.388 millones de euros, lo que equivale al 75,9% del PIB, el nivel más alto de la serie histórica.
La implantación del supervisor único es condición necesaria para que esto ocurra. Es lógico, por tanto, que fuera el representante español, el ministro de Economía, Luis de Guindos, quien mayor énfasis pusiera ayer en la necesidad de que se cumpla el calendario previsto.
Sin embargo, el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios Financieros, Michel Barnier, admitió tras el encuentro las serias dificultades que existen para llegar a un consenso. Y es que algunos estados miembros, con Alemania en primer término, han mostrado sus dudas -e incluso rechazo- ante la posibilidad de que el BCE asuma en enero la facultad de supervisar las seis mil entidades financieras que hay en la eurozona.
Los germanos, ayer representados por el titular de Economía, Wolfgang Schäuble, quieren limitar la capacidad interventora del BCE a los grandes bancos, para mantener bajo su control a la potente banca regional de su país. Además, el Ejecutivo de Angela Merkel cree imposible que la recapitalización directa entre en vigor el 1 de enero, y aboga por que el proceso avance más lentamente pero también con más garantías. Otros países como Holanda secundan la posición alemana. No así el Estado español o Italia, que cuentan en este caso con el respaldo del Estado francés, que apoyan el calendario inicialmente previsto, de forma que el BCE supervise a partir de enero a los bancos que ya han recibido ayudas públicas. Luego, desde junio del año que viene el control alcanzaría a los grandes bancos y a partir de enero de 2014 a todas las entidades.
«Paso a paso»
Sabedor de la distancia existente entre ambas partes, Barnier afirmó que «no tenemos tiempo que perder» y explicó que aunque el BCE estrene el rol de supervisor bancario en enero, no asumirá de golpe todas las labores de supervisión, sino que irá asumiendo competencias «paso a paso». «Sé que el calendario es ambicioso, exigente, pero pienso que es realista y necesario», insistió el comisario.
Por su parte, De Guindos dijo tener garantías de la UE, incluso en el memorándum de entendimiento, de que una vez que entre en vigor, la recapitalización directa se aplicará al Estado español con carácter retroactivo. Por eso insistió en el mantenimiento del calendario, apremiado por la crisis de deuda y pendiente de las condiciones del segundo rescate, en este caso al conjunto de la economía.
Para que la recapitalización directa de la banca española sea posible y no compute como deuda pública, la UE tiene que dar luz verde primero a la puesta en marcha de un supervisor bancario único para la zona euro.
El vicepresidente del BCE, Vítor Constancio, trató de calmar el temor de los algunos países a perder todas sus competencias asegurando que el supervisor único trabajará de forma «muy descentralizada» y junto a los bancos centrales estatales.
Luis de Guindos admitió que la prima de riesgo española sigue demasiado alta pese a la fuerte caída experimentada tras el anuncio de compra de deuda del BCE, pero dijo que Madrid no se marca plazos para decidir si pide ayuda al fondo de rescate.
La discusión sobre el alcance de la supervisión bancaria y las fechas de entrada en vigor esconde otras diferencias de fondo entre los socios de la Unión Europea, como el efecto que la creación de ese supervisor único tendrá en los diez estados miembros que no forman parte de la zona euro, tanto si estos aceptan el control de la institución supervisora como si no.
Barnier admitió que existe un «problema jurídico» en la propuesta de la Comisión Europea, que no prevé derecho a voto para los países de fuera de la eurozona, algo que es rechazado de plano por Suecia y otros países. A este respecto, el comisario declaró que «vamos a seguir trabajando para mejorar la asociación de todos los países», y garantizó que todos los que paticipen tendrán acceso a toda la información y también derecho a voto.
Otra cuestión que preocupa a los países que no forman parte de la unión monetaria es que el BCE pueda quedar al margen de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), algo que Barnier negó, igual que Vítor Constancio, vicepresidente del BCE. «El BCE tendrá que cumplir con las decisiones de la EBA como cualquier otro supervisor en los Veintisiete», zanjó Constancio.
Ambos indicaron, asimismo, que la aplicación de políticas para prevenir futuras crisis dictadas por el supervisor único no se extrenderá al conjunto de la Unión, sino que se mantendrá el criterio de flexibilidad existente. Constancio explicó además que el BCE rendirá cuentas sobre sus tareas de supervisión. GARA
A finales de este mes la consultora Oliver Wyman publicará las necesidades de capital de la banca española. Luego empezará la inyección de dinero. Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia y Banco de Valencia se llevarán un porcentaje muy elevado.