El papa Benedicto XVI hizo ayer un llamamiento en Líbano a los jóvenes musulmanes y cristianos para que se unan y acaben con la violencia y las guerras en Oriente Medio y Siria, un país que, afirmó, está siempre en sus oraciones. Así lo expresó en un encuentro con jóvenes en la plaza del Patriarcado maronita (cristiano de Oriente), que estaba a rebosar de fieles no solo cristianos, sino también musulmanes, que no quisieron perderse esta ocasión histórica, ya que es la primera vez que Joseph Ratzinger visita Líbano en sus siete años de pontificado.

El viernes, Ratzinger había presentado lo que ha sido considerado como la «hoja de ruta» de los cristianos en Oriente Medio. Les pidió preservar el pluralismo religioso y cultural de sus sociedades, exhortándolos a permanecer en la «cuna del cristianismo», a pesar de todos los insultos y las dificultades a los que han de hacer frente.

La exhortación postsinodal que Benedicto XVI firmó el viernes solemnemente y entregará hoy a la comunidad eclesial reunida en la celebración eucarística, momento cumbre de este viaje apostólico a Líbano, es una «hoja de ruta» para esta Iglesia de Oriente Medio que sufre numerosos desafíos.

Este texto es el resultado de un sínodo sobre Oriente Medio, que se celebró en Roma en 2010, pocos meses antes del comienzo de la denominada Primavera Arabe. «Un Oriente Medio con pocos o ningún cristiano no es Oriente Medio», subrayó. El Papa insiste en que la emigración de los cristianos de esta tierra «contribuye al empobrecimiento humano y religioso».

Benedicto XVI invita por tanto a los líderes políticos y religiosos a «evitar una política o estrategia que tienda hacia un Oriente Medio monocromático». El Papa trata de definir el concepto central de la «sana laicidad», según el cual el Estado y la religión cooperan sin invadir el uno el terreno del otro.