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Crónica | Teatro en Brasil

El Festival Mirada de Santos cierra una edición fundacional de su modelo

Tras once días de apretado programa, el festival bienal Mirada de Santos, cierra su segunda edición asentando un modelo iberoamericano a partir de una interrelación de grupos históricos y propuestas alternativas que aseguran una excelente continuidad y que proporcionan un amplia revisión al teatro actual.

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Carlos GIL

No hemos parado de debatir, de conocer otras formas de afrontar la contemporaneidad en la escena. Mirada nos ha colocado en la noción de festival como fuente de conocimiento y de confrontación de ideas y de estéticas. La declaración programática así lo ha propiciado, las sesiones formativas y de encuentro, nos han llevado a otras posibilidades de crecimiento desde la honestidad y el compromiso. Las salas han estado abarrotadas de público joven.

Grupos históricos, como los bolivianos de «Teatro de los Andes», energías renovadas coloca el listón creativo, y la referencia coyuntural interna, en términos artístico muy competentes en su «Hamlet en los Andes», un espectáculo que recoge la tradición de su veinte años de experiencia pero la transforma en lenguajes más actuales.

Muchos más años de existencia, son los que tiene «Els Joglars», que llega a Santos justo en el día que se conoce el cambio de dirección del grupo; abandona Albert Boadella y la toma Ramón Fontseré, el actor protagonista de los últimos montajes al igual que de «El Nacional» que se estrenó hace casi veinte años y mantiene un mensaje actual que ha gustado mucho al público santista. Siguiendo el la senda de los grupo históricos, los peruanos de Yuyachkani, con su «Sin título, técnica mixta», en su línea estética, en su compromiso ético y político de siempre.

Se ha podido comprobar la vitalidad y variedad del teatro Mexicano ya referenciado en parte en nuestra anterior crónica. En la segunda semana aparecieron esos montajes tan incrustados en la realidad mexicana más sangrante como el inconmensurable «Amarillo», tantas veces aquí alabado, junto a «Lo asesinos» de David Olguín, un potente espectáculo donde la violencia genera violencia, en donde el planteamiento escénico es de desposeimiento de elementos circunstanciales y en donde la angustia y el ambiente corrompen toda la situación, con un texto muy sonoro e interpretaciones rotundas.

Y un bello, dialéctico, metateatral trabajo de Alberto Villarreal, «Ensayo sobre débiles», una dramaturgia realmente fragmentada, que compromete físicamente al espectador, que rompe paredes, y que gira sobre el propio hecho teatral, sobre la realidad creada en el propio teatro. Magnífica experimentación, entrega absoluta de los actores. Nos dejó muy poco impelidos, «El Dragón Dorado», un texto muy ligero de Roland Schimmelpfennig, en un montaje muy ágil, pero que no acaba de provocar más allá que alguna sonrisa, pese a la cruel historia que cuenta.

De Colombia descubrimos al nuevísimo grupo «La maldita vanidad» con una trilogía de un título majestuoso « Sobre algunos asuntos de Familia», y que trata de una manera aparentemente hiperrealista, trozos, pasajes de la vida cotidiana de unos individuos, siempre con un protagonista ausente, y que nos habla de la violencia, del abandono de los mayores o de la nadería del dinero a través de una fiesta de celebración de los 15 años de la hija de un narco. Excelente trabajo actoral, textos muy sutiles, buen pulso de la dirección. Son un grupo a seguir. Sus trabajos transmiten ese algo más que los hace únicos.

Del teatro brasileño nos quedamos con el trabajo de la «Compañía Brasileña de Teatro», muy elaborado, muy conceptual, de mucha exigencia para el equipo actoral, fuera de la normativa, que nos provoca dudas y preguntas, se llama «Isso te interesa?» y no deja indiferente a nadie. Solvente, inteligente, muy bien defendido por las dos actrices, «A primera vista» un texto del canadiense Daniel MacIvor, simpático, situacional, sin aportar mucho más.

De Uruguay vimos «Chaika», una versión de «La gaviota» de Chéjov, muy desestructurada, muy mal resuelta espacialmente, con un buen reparto, pero que no logró interesar. Vimos más cosas, de calle, instalaciones, pero nos quedamos con lo dicho al principio, existen muchas maneras de afrontar la creación teatral, y todas se están dando en el teatro iberoamericano de manera muy esperanzadora.

 

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