Jon Odriozola Periodista
El Gobierno se pone estupendo
El interno ha enfermado dentro de la prisión -y no por albures casuales- a pesar de la obligación de preservar la salud del mismo. Por eso Rajoy no quiere que nadie se muera en el mako, porque sabe que esta es la causa de la enfermedad
Ongi etorri, Iosu
Realmente asombroso constatar cómo el Gobierno español se muestra exquisito a la hora de cumplir la ley. En el caso del preso político de ETA y enfermo terminal Josu Uribetxebarria repiten y regurgitan que hay que acatar lo que dictamine la ley aunque, eso sí, repugne tratándose de alguien que, como se sabe, no lucha por una causa -el método empleado es otro debate- justa sino que, simplemente, da rienda suelta a sus instintos sádicos (Ortega Lara,etc.). Y ello insinuado por quienes reclaman una némesis vengativa y justiciera que desearía que el reo viviera los mil años de condena que le han caído. Esto lo escuché en la cristianísima COPE. Ni siquiera el sanguinario e irascible Yahvé veterotestamentario propuso tamañas imposturas. Estos son los «éticos». Incluso sus peores y más bajos instintos desean, y no ocultan, que el preso se muera, como dicen los informes médicos porque, si no, se sentirían burlados. Está bien, sal de la cárcel, pero a condición de que te mueras, vienen a decir estas piadosas almas bellas. Edificante, emotivo, muy humano.
El presidente Rajoy declaró en TVE que lo que no se quiere es que el recluso muera en presidio. Y por eso cumplen la ley. Si de verdad la cumplieran -su propia ley-, todos los presos enfermos estarían en la calle, pero dejemos esto. Lo cierto es que Uribetxebarria entró sano en prisión (de torturas no diremos nada) y ha enfermado en prisión y a causa de la prisión, es decir, que con unas penas desproporcionadas como las que impone la Audiencia Nacional no solo pierdes la libertad, sino la salud porque la cárcel es un factor patógeno (en la cárcel de Carabanchel agarré yo hongos en la piel y esto no es nada). Cuando un preso enferma no puede elegir lo que come ni dónde duerme porque sus condiciones de «vida» se las imponen y, velis nolis, le imponen también la enfermedad.
Por lo tanto, la prisión responde de la salud del preso y también de su enfermedad: los presos enferman por culpa de la cárcel. El tratamiento de cualquier enfermedad empieza por la terapia más básica, poner en libertad al preso (véase Galindo) y ello porque es el preso quien tiene que cuidar de su propia salud y poner remedio, dentro de lo posible, a lo que la cárcel ha destrozado.
La Fiscalía opta por llevar el hospital a la cárcel. En Carabanchel había un Hospital Penitenciario, ya desaparecido (igual que la cárcel). Pero por un elemental principio médico: una persona enferma -y más si es terminal- no se puede tratar dentro de una cárcel porque el régimen penitenciario es incompatible con la salud del preso. El interno ha enfermado dentro de la prisión -y no por albures casuales- a pesar de la obligación de preservar la salud del mismo. Por eso Rajoy no quiere que nadie se muera en el mako, porque sabe que esta es la causa de la enfermedad.
Y ahora, que diría el fascista Buruaga, les ponen hasta piscina climática y pistas de tenis. Igual que en Guantánamo, no te jode.