Txisko Fernández | Periodista
Juego electoral a cuatro bandas
El reparto parlamentario que surja de las elecciones del 21 de octubre estará marcado por las cuatro bandas de billar que definen en estos momentos el juego político en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Si bien en estos comicios otras formaciones pueden lograr un escaño en Gasteiz superando el 3% de los votos válidos, es obvio que serán las siglas de EH Bildu, PNV, PSE y PP las que darán forma a la nueva Cámara.
También hay un amplio consenso a la hora de siluetear ese reparto de escaños si partimos de que nadie apuesta por un polígono con cuatro lados iguales. Pero a partir de ahí, las especulaciones de cada cual abren mucho el abanico de posibilidades. Así, hay quien afirma con rotundidad que los votos abertzales serán muchos más que los unionistas; se da por hecho que el PP se dará un batacazo gracias a la gestión que está realizando Rajoy en Madrid; se está extendiendo la idea de que realmente EH Bildu puede superar en escaños al PNV; hay quien piensa que el PSE recogerá los frutos de la frustrante herencia de Zapatero y quien, por el contrario, cree que rentabilizará sus últimas semanas en Ajuria Enea disfrazado de líder de la oposición a los recortes...
A la espera de que lleguen las primeras encuestas, conviene reparar en los mensajes que van repitiendo los candidatos a lehendakari de cada formación. Digo que los repiten, pero teniendo en cuenta que también los van modificando.
Uno de los ejemplos más llamativos de los últimos días lo ha protagonizado Antonio Basagoiti. Antes que nada quiso dejar claro que los votos al PP servirán para frenar a EH Bildu. Y, para enfatizar ese compromiso, adelantó que votará por Iñigo Urkullu como lehendakari sin pensárselo dos veces si Laura Mintegi tiene opción de resultar elegida con el único respaldo de la coalición soberanista.
Pues bien, a Basagoiti le han debido indicar que una buena parte del electorado cree que para «frenar» a EH Bildu es mejor votar al PNV que al PP, por lo que, repentinamente, se ha lanzado a echar pestes sobre el candidato jeltzale, acusándole incluso de impulsar la secesión de Catalunya. Pero yo no he visto a Urkullu rodeado de ikurriñas y recibido por un coro de militantes gritando «Independentzia!». Ni lo he visto ni puedo imaginármelo. ¿Lo veremos antes del 21 de octubre?