En griego «apergía», «greba» en euskara
El miércoles 26 tenemos un pulso que ganar a quienes quieren empobrecernos aún más para así mejor domesticarnos. Quedan dos días para la tranformación en huelguista o esquirol
Dice Rajoy: «Yo creo que las pensiones las subiremos». El Jefe de Gobierno cree que subirá las pensiones. No lo sabe, lo cree. Hombre piadoso y creyente don Mariano. Devoto de Santiago; a buen seguro arrodillado pidió respuesta al apóstol y este sigue sin decir esta boca es mía. Solicitó ayuda de la Virgen del Pilar y la patrona del benemérito cuerpo no dijo ni mú.
Desconocedor del idioma del Káiser, en este caso kaiserin (emperadora), preguntole por señas a la teutona, en su reciente visita, acerca del futuro de los pensionistas y ella díjole algo sobre una solución final para los improductivos y unos hornos crematorios que no acabó de entender el de altivo mentón y apretado frenillo. No supo leer en ninguno de los labios de la Merkel los pasos a seguir para con sus gobernados. Toxo y Cándido cuando acudieron a mostrarle sus respetos contaron con mejor traductor, así abogan por un sindicalismo responsable, de concertación. Aunque, comprometidos como son, no descartan convocar una huelga general si la cosa sigue tan mal. Después rindieron pleitesía al Borbón y, de nuevo, no descartaron, si fuera preciso y necesario, convocar una huelga general.
Las creencias del que habita La Moncloa fomentan el ateísmo entre los jubilados supervivientes a una vida de trabajo asalariado de una forma exponencial. Todo lo, por Mariano, profetizado vuélvese del revés. Nada de lo prometido o pronosticado se ha cumplido. Más aún, lo contrario. La misma credibilidad que la pitonisa Lola o Paco Porras pero a diferencia de estos nada inocuo. Nuestra vida depende de sus ocurrencias.
Por eso, los por él denominados como clases pasivas (pocos calificativos habrá tan falsos y despectivos), los jubilados, han sido los primeros en activarse. Prometen vender cara su arrugada y maltratada piel. La dejaron hecha jirones por conseguir derechos sociales en los setenta y, sus carnes, saben lo que cuesta mantener la dignidad frente a los patrones y al Estado que les sirve.
Esta semana, en la Plaza del Castillo de Iruñea, presentaron las reivindicaciones para dar la batalla. No son otras que las necesarias para una vida digna en la que poder ser felices. Sobreponiéndose a la artritis, la artrosis, la osteoporosis; venciendo el alzheimer social tan extendido y con alguna que otra prótesis de cadera, se mostraron en pie y de frente mostrándonos el camino. La dignidad actúa como bálsamo de Fierabrás.
El miércoles 26 tenemos un pulso que ganar a quienes quieren empobrecernos aún más para así mejor domesticarnos. Quedan dos días para convencer al escéptico y animar al temeroso. Dos días para la transformación en huelguista o esquirol.
Es tan simple y diáfano. Por los jubilados y pensionistas, por las personas dependientes, por los parados mayores de 55 y por los jóvenes parados, por los derechos de los trabajadores, por el derecho a nuestra salud y el derecho a la educación de nuestros hijos.
El miércoles 26, tanto griegos como vascos estamos llamados a la huelga. Por nuestra dignidad (axioprépeia-duintasuna) frente a la sinrazón de los bárbaros.