Ben Affleck viaja hasta Irán con «Argo» en plena crisis de los rehenes
A. ARRUTI | DONOSTIA
El estadounidense Ben Affleck presentó ayer en la Sección Oficial fuera de competición «Argo», película basada en la crisis de los rehenes de Irán de 1979. Affleck, quien además de dirigir y producir la película interpreta el papel principal, encaja drama, thriller y comedia en una historia que «nunca hubierais creído si no estuviera basado en hechos reales», señaló.
El director da vida a Tony Méndez, un miembro de la CIA que ideó un plan para rescatar a los seis estadounidenses que lograron escapar de la toma de su embajada por parte de los seguidores de Ruhollah Jomeini y se ocultaron en la embajada canadiense. Méndez se alía con Hollywood para fingir que llega al país a buscar localizaciones para su película «Argo».
El dramatismo y la tensión que se vive en Irán es contrastada en la película con el humor de una pareja de productores hollywoodienses interpretada por John Goodman -quien tuvo que cancelar su visita a Donostia por motivos de trabajo- y Alan Arkin, ganador de un Óscar como actor de reparto por «Pequeña Miss Sunshine».
En la producción Affleck ha contado con George Clooney y Grant Heslov. La película, que puede pecar de exceso de patriotismo sobre todo al final, «es un homenaje a los diplomáticos. Sus puestos requieren muchos sacrificios, en ocasiones el último sacrificio. Recientemente hemos visto un ejemplo de ello», señaló Affleck, refiriéndose a la muerte del embajador estadounidense Christopher Stevens en Libia.
La cinta mantiene al espectador pegado a la butaca hasta el final, parte en la que Affleck se ha tomado una mayor libertad: «Es difícil encajar en tres actos algo basado en hechos reales. Tienes que llenarlo de elementos para que tenga un buen clímax», señaló.
El director confesó que le habría gustado rodar exteriores en Irán para que la película fuera «mucho más realista», pero reconoció que no le apoyó nadie. «Incluso los cineastas iraníes me aconsejaron que me olvidara», dijo.