CRíTICA: «Atrapados en Chernobyl»
Terror rojo altamente radioactivo
Ahora que se anuncia un remake de «Amanecer rojo», porque no hay amenaza apocalíptica comparable al peligro comunista, no es de extrañar que el cine de terror visite la antigua Unión Soviética a la búsqueda de restos contaminantes o perjudiciales para el resto de la humanidad. El turismo extremo existente encuentra su difusión en Internet, y parece ser que la visita a lugares donde han ocurrido grandes desastres se está cotizando cada vez más, por lo que la premisa argumental de «Atrapados en Chernobyl» no resulta tan disparatada.
Detrás del proyecto se encuentra Oren Peli, que se ha hecho millonario sacando la máxima rentabilidad a producciones de bajísimo coste, a partir del fenómeno desatado con la franquicia «Paranormal Activity». Con «Chernobyl Diaries» la inversión no ha llegado al millón de dólares, y ya lleva recaudado en taquilla veinte veces más. Por todo ello no tiene inconveniente en explotar gustoso una estética deliberadamente pobre, que es la de un falso documental rodado cámara en mano, con desenfoques, barridos y escenas sin iluminar. La precariedad de la imagen incide directamente en el espectador, que no dispone de puntos de referencia nítidos para identificar a los personajes y las situaciones, con lo que la sensación de desorientación aumenta, y con ella un angustiante cuadro de ansiedad.
Ya se sabe que no hay nada más subjetivo que el miedo, así que la tensión creada no obedece a elementos objetivos dentro de la película, más allá de la aparición fugaz de un oso en un bloque de viviendas abandonado, junto con los perros salvajes que corren por las calles despobladas de la ciudad fantasma de Prípiat. El panorama desolador que presenta este enclave en el pasado habitado por los trabajadores de la central nuclear funciona únicamente como decorado, por mucho que haya quien le busque comparación con el cine de Tarkovsky en «Stalker». La historia no es más que el burdo goteo de bajas en el grupo de jóvenes turistas yanquis, sin posibilidad de escapatoria en cuanto pierden al guía ucraniano y su contador geiger.