El ladrón de identidades
«The imposter»
Koldo LANDALUZE
Curtido en el campo de género documental, el británico Bart Layton ha elaborado un impecable retrato sicológico y emocional cuya premisa argumental nace de una de esas crónicas negras en las que se advierte que lo real siempre supera a la ficción.
A lo largo de “El impostor” seguimos de cerca y al detalle el singular y esperpéntico caso protagonizado por un joven que suplantó la identidad de un chaval estadounidense desaparecido. La singularidad de este detonante es que el protagonista y el suplantado no guardaban parecido físico alguno y en la primera parte del documental Layton se esfuerza con acierto en mostrarnos los posibles motivos de este singular caso de niño estadounidense desaparecido y reaparecido en el Estado español en extrañas circunstancias. Minuto a minuto, el argumento crece en interés porque lo previsible da un giro y deriva hacia una situación que haría palidecer a cualquiera, ya que orbita alrededor de una cuestión escalofriante: ¿quién o quiénes son los impostores? Todo ello cobra forma definitiva con la presencia de un detective privado, que se encargará de escarbar en los archivos policiales y en uno de esos patios traseros en los que yace una posible sorpresa enterrada bajo tierra.
Con estos mimbres, el realizador ha creado una especie de thriller-documental muy efectivo en el que la cámara capta con acierto un carrusel de palabras y testimonios que logran desconcertar por su manifiesto y frío cálculo emocional.
Dirección: Bart Layton.
Intérpretes: Frédéric Bourdin, Carey Gibson, Beverly Dollarhide, Charlie Parker.
País: Gran Bretaña.
Duración: 95 m.
Género: Documental.