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60 DONOSTIA ZINEMALDIA

Realidad Vs Ficción

Haciendo gala de un costumbrismo marciano y de un feísmo cariñoso, Valero crea un singular y valioso ejemplo de semificción tragicómica cuyas estrellas hacen que el público se ría y note latir más fuerte el corazón

Víctor Esquirol | Crítico de cine

La imaginación puede alcanzarlo todo; no conoce límites. No obstante, dice el -acertado- tópico que la realidad supera a la ficción. ¿Pero qué es verdadero? ¿Y qué es inventado? «¡La ficción es real! Tú la ves en la película, o sea, que es tan real como la realidad que ves». Sí, lo dijo Michael Haneke en la insuperable «Funny Games», lo cual no quita que ahora mismo la pelota mental sea descomunal. En una época en la que la sobredosis informativa (entre otros muchos factores) ha llevado a una angustiosa situación de inseguridad, todo es susceptible de pasar por el más riguroso de los análisis antes de adjudicársele el fundamento que debe alejarlo de la ficción y acercarlo a la realidad.

El cine, que nunca ha renunciado a su función de espejo, no es ajeno a esta situación, con lo que no es de extrañar que a lo largo de los últimos años hayan proliferado productos que hayan tenido en la difuminación de la barrera que separa la realidad de la ficción, su principal pilar, para construir a partir de ahí su propio discurso. Como era de esperar, el Zinemaldia también ha decidido reflejar esta tendencia. Nos centramos en dos títulos.

El primero, presentado en la sección Zabaltegi Especiales, es «The Bay», nuevo trabajo de un Barry Levinson que nos brinda una pequeña perla del terror moderno. El encanto de este filme, que nos habla de una misteriosa tragedia natural, reside en el total compromiso hacia su formato. El ahora sobadísimo found footage luce a las mil maravillas gracias a un director que ha sabido entenderlo y aplicarlo excelentemente. Web-cams, filmaciones con teléfonos móviles, incluso conversaciones de whatsapp. Los innumerables soportes digitales de la «pantalla global» se suceden con maestría para trazar un sólido discurso de ficción-veraz periodística, mucho más cercano a, por ejemplo, la cerebral «Contagio», de Steven Soderbergh, que no al desmadre de, también por ejemplo, «[REC]».

La segunda propuesta es del debutante David Valero, quien después de presentar en sociedad «Los increíbles» en Nuevos Directores, se ha confirmado como uno de los talentos emergentes de nuestro país a seguir más de cerca. Tomándole el título prestado a la Pixar, este cineasta nos habla efectivamente de súper-héroes... pero muy a su manera. El resultado es delicioso, y pone a Juan y su brazo gotoso (AKA Ala rota); a Juana y su cáncer (AKA La mujer radiactiva) y a María y su principio de alzheimer (AKA La dama de hierro), junto a la «Carmina» de Paco León, en la plantilla de la Liga de la Justicia castiza, demostrando que no hay que ser increíble para ser increíble... y que los increíbles pueden ser muy creíbles.

Haciendo gala de un costumbrismo marciano y de un feísmo cariñoso, Valero crea un singular y valiosísimo ejemplo de semi-ficción tragicómica cuyas estrellas, héroes de lo cotidiano, hacen que el público se ría y note latir con más fuerza el corazón. Lo mejor: con autores como David Valero (y el mencionado Paco León, y Carlos Vermut...) parece que, por fin, en el cine nada es imposible. Nada lo es, en realidad.

 

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