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Ese tipo canalla que canta

«Esta no es la vida privada de Javier Krahe»

Koldo LANDALUZE

Georges Brassens vendió 20 millones de discos en Francia. Ojalá Javier Krahe vendiera 20 millones de discos en España». Esta frase corresponde al testimonio que aporta Joaquín Sabina a este documental rodado en el 2006 y que persigue la estela alargada y espigada del cantante -al protagonista no le gusta como suena la palabra “cantautor”-, Javier Krahe. Sabina, el mismo por el que Marieta abandonó los conciertos Krahe para no regresar jamás, Sabina epicentro del duelo que mantuvieron estos dos creadores y cuya leyenda se fraguó en aquel café de mala fama madrileño llamado “La Mandrágora” y se prolongó en una enemistad escenificada en aquel concierto Anti-OTAN en el que Krahe se empeñó en atacar al mismísimo y por entonces todopoderoso Felípe González utilizando los versos satíricos de la canción “Cuervo ingenuo”. A lo largo del documental “Esta no es la vida privada de Javier Krahe”, el espectador-seguidor acompaña al protagonista en una de esas giras anuales  que ejecuta al año y que le llevan a recorrer bares de toda índole por toda la geografía del Estado español. Fiel a su estilo irónico, burlador e irreductible, Krahe se muestra como un outsider al que no le preocupan en exceso los caprichos de la industria musical. A modo de aderezo, y acompañando escenas tan recordadas estos días como es el vitriólico cortometraje cristofágico, el metraje incluye un buen puñado de testimonios aportados por personajes de toda índole, incluido un incomprensible Alejandro Sanz, que permiten al seguidor -o no- del autor de  canciones como “La hoguera”, conocer ese particular código ético y profesional que lo han hecho inimitable.

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