(...) Según están argumentando en las últimas semanas los líderes vascos del Partido Popular y el PSOE, en caso de que PNV y EH Bildu ganen, como se prevé, las elecciones por goleada, volverán las `obsesiones identitarias', la división de los vascos y la política de trincheras. Dicho de otro modo menos amable: únicamente si los partidos abertzales renuncian unilateralmente a plantear las reclamaciones de carácter nacional que demanda la inmensa mayoría de los vascos, podrá evitarse la crispación y el choque de trenes, porque los partidos españoles no están dispuestos a moverse un ápice de sus posiciones e imposiciones.

Todo lo dicho hace evidente una cosa, a saber, que si hasta el momento el estado español ha impuesto a vascos y catalanes el actual estatus quo mediante una sibilina amenaza de recurrir a la fuerza para imponerlo si fuera necesario, ahora, con veladas exigencias de renuncia unilateral a catalanes o vascos, como la que recoge hoy el editorial de El País, y que son generalizadas en casi todos los medios de comunicación madrileños, están avisando a los `rebeldes' de que están dispuestos a pasar de las amenazas a los hechos `si se les obliga'. Ellos no están dispuestos a ceder, de manera que la única forma de evitar la confrontación pasa por la renuncia de vascos y catalanes. (...)

Si por parte del nacionalismo español -PP y PSOE, sus medios de influencia social, etc.- se apela al diálogo para hallar soluciones, pero acto seguido se justifica que el estado español siga imponiendo una identidad española y una soberanía española forzosas, sin posibilidad de ser siquiera matizadas, y se afirma que no cabe cambio alguno en sus posiciones apelando a la inamovibilidad de la Constitución, lo menos que se puede decir es que sus llamamientos al diálogo son pura hipocresía, porque el único resultado que están dispuestos a aceptar en ese supuesto diálogo, es la renuncia unilateral de catalanes y vascos. (...)