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Antonio ALVAREZ-SOLIS Periodista

Las frases como evidencia

 

Sería muy útil estudiar las frases de los políticos en determinados y significativos momentos de su discurso público. Si se realizara esa investigación los psiquiatras y los sociólogos tendrían en su mano un mecanismo muy sólido para determinar con precisión ante qué tipo de personalidad pueden encontrarse los ciudadanos que dependen de ellos. Este estudio sería mejor que un programa electoral. Por ejemplo, las frases significativas del Sr. Rajoy descubren una personalidad perpleja y desconfiada, con el correspondiente peligro para su entorno. Las frases más relevantes del Sr. De Guindos trasmiten prepotencia tecnológica y antidemocrática frente al ciudadano. Las frases del Sr. Montoro prueban sencillamente que detesta al Sr. De Guindos. Las frases de la Sra. Cospedal corresponden a una personalidad intelectualmente elemental, lo que la convierte en una política agresiva e invivible.

Ahora mismo la vicepresidenta del Gabinete acaba de decir esta cosa al pie de la manifestación ante el Parlamento de Madrid: «La democracia tiene que ejercerse sin presiones», lo que contradice la realidad de los lobbys, de las asociaciones empresariales, de la banca, de la Iglesia, de los militares y policías, en fin, de todos los que gobiernan al margen de las urnas.

Y bien ¿qué personalidad afloran estas palabras de la Sra. Santamaría? Pues una personalidad infantil, que cree en la simpleza de los ciudadanos que trata de abducir con una pedagogía de opositor a funcionario público. La Sra. Santamaría podría ser una catequista de barrio rico y gente tonta. Lo que no acabo de verla es en el Gobierno. Yo creo que es una católica que cree en Dios por ascenso.