La Anboto Kilometro Bertikala cumple este sábado cinco años de vida, con una quinta edición que supondrá un cambio radical de filosofía. Si hasta ahora la carrera se había caracterizado por la participación estelar que luchaba por la victoria final, con unas marcas al alcance de muy poquitos, este año la prueba apuesta por una filosofía mucho más popular y sin profesionales llegados del extranjero.

Es el resultado del cambio que ha sufrido también la organización. El club de montaña Brinean ha dejado de hacerse cargo de la carrera vertical por distintos motivos y, finalmente, ha tenido que ser el Ayuntamiento de Atxondo el que organice la prueba en colaboración con las diferentes asociaciones deportivas de la localidad.

«Teníamos claro que no podíamos dejar morir una prueba tan emblemática como esta, pero no encontrábamos a nadie dispuesto a liderar la organización de la misma. Por eso, y sabiendo que la gente del pueblo se vuelca todos los años para ayudar voluntariamente el día de la carrera, decidimos hacernos cargo de la organización», reconocen desde el Consistorio.

En ese sentido, el cambio de filosofía responde en cierta medida a las dificultades económicas que atraviesan las instituciones públicas, ayuntamientos incluídos, pero también a una inquietud que se palpaba entre los participantes en las ediciones anteriores: «Viendo en la situación en la que estamos, no podemos empezar a pagar el avión o dietas a corredores italianos para que vengan aquí. Pero también creemos que es una manera de poner en valor a los participantes locales, que muchas veces se veían relegados a un segundo plano».

De hecho, la otra gran novedad de este año tiene mucho que ver con ese objetivo de crear un ambiente más cercano entre participantes y aficionados. Por primera vez, los corredores que hayan llegado a la cima del Anboto, salvando un desnivel de 1.092 metros en apenas 3,8 kilómetros de ascenso, volverán a la salida por el mismo camino por el que han subido, y no se les llevará al prado de Zabalondo, en el otro lado de la montaña, como se hacía hasta ahora.

«Nos parece que es un modo de lograr una mayor animación en el tramo de subida. Preocupaba el hecho de que los participantes que estén bajando molesten a los que están subiendo, pero creemos que los propios corredores saben mejor que nadie la importancia de ser respetuoso con los deportistas que están compitiendo en ese momento», explican al respecto los miembros de la organización.

Entienden, además, que el formato del kilómetro vertical es realmente propicio para promover la participación popular en las carreras de montaña: «Si todos salieran a la vez, está claro que los mejor preparados llegarían los primeros y los de menos nivel últimos. Con este formato los participantes van saliendo de uno en uno, y el corredor no siente la presión de ir último, porque se ve intercalado entre otros muchos».

Se acaba el plazo de inscripción

La prueba del sábado arrancará las 14.00 y el punto de salida estará situado en el barrio de Arrazola, como todos los años. El plazo de inscripción se termina justo hoy, por lo que los interesados todavía están a tiempo de apuntarse si se dan prisa. Las inscripciones se pueden realizar en la web www.kirolprobak.com y el precio es de 20 euros para los que no tienen chip amarillo y de 18 para los que sí lo tengan. No se permite la participación de menores de 18 años y habrá un servicio para guardar mochilas en la ludoteca de Arrazola.

La verdad es que no se espera completar el cupo máximo de 300 participantes -se rondará la cifra de 200- y entre los favoritos para la victoria estarán Oier Ariznabarreta, séptimo clasificado el año pasado y reciente ganador del Sorginen Lasterketa, y Nerea Amilibia, una especialista en este tipo de pruebas.

No obstante, será difícil batir los excelentes registros del año pasado, cuando Marco de Gasperi (37.14) y Ohiana Kortazar (47.10) batieron los récords de la prueba. De hecho, los tres mejores tiempos de la prueba tanto en hombres como en mujeres se lograron en la pasada edición.