Una cárcel a la orilla del mar, miles de presos políticos, relatos de frío, hambre, enfermedades, fusilamientos y desapariciones en plena noche. Muros que desaparecieron en 1948 y de los que solo se conservan unos cuantos pedruscos y el recuerdo de quienes allí estuvieron, de sus hijos, nietos, sobrinos... de sus allegados más íntimos.

Junto al derribo se instaló el silencio y el olvido. Aquella vieja cárcel dejó de existir, físicamente y para la historia oficial de la ciudad casi hasta nuestros días. Aquel espacio dejado por lo que un día fue la cárcel de Ondarreta de Donostia es hoy en día un concurrido espacio con vistas espectaculares a la Bahía donostiarra.

La exposición «Ondarreta, la cárcel del salitre», expuesta hasta el 12 de diciembre en el Centro Cultural de Aiete, la ha rescatado de ese olvido intencionado, mostrándoles a los propios donostiarras un pasaje muy poco conocido de su ciudad.

Un desconocimiento que no solo atañe a los más jóvenes. Abarca a varias generaciones porque ese fue, precisamente, el objetivo de quienes decidieron borrar esta prisión o la de Ezkaba, en Iruñea, del mapa y de nuestra historia más reciente.

Durante una visita a esta exposición, una profesora donostiarra con una dilatada trayectoria profesional y viajera incansable comentaba su sorpresa al descubrir a sus cuarenta y tantos años que en Donostia había existido una prisión en plena playa de Ondarreta, uno de los lugares más concurridos y fotografiado por turistas.

Una mujer entrada ya en sus 62 años recuerda cómo a sus 15 años realizó una excursión al monte Ezkaba con el colegio de monjas en el que estudiaba en Iruñea. Más de 40 años después de aquella idílica salida, supo que aquel monte fue la sepultura de miles de presos republicanos.

Es ya hora de impulsar, colectivamente, el camino de la memoria como lo vienen haciendo, por ejemplo, en Argentina, donde siguen señalizando y recuperando los centros de detención clandestinos que operaron durante la dictadura, o en el norte de Irlanda, con sus memoriales, murales y monolitos.