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El agua de Oiola enfrenta a los vecinos y al alcalde de Barakaldo

Por mucho que el alcalde de Barakaldo haga públicos bandos, no cesa la polémica sobre la calidad del agua de la que se abastece a la quinta localidad vasca por número de habitantes. Los vecinos insisten en que el pantano de Oiola está contaminado y que se trata de ocultar, a pesar del riesgo que pudiera existir para 130.000 personas, incluido Sestao.

Agustín GOIKOETXEA | BARAKALDO

Poco ha tardado el alcalde de Barakaldo, Tontxu Rodríguez, en responder a la voz de alarma lanzada por una veintena de organismos ciudadanos, que han advertido de que desde hace dos meses el agua del pantano de Oiola, de la que dicen está contaminada por lindano, llega de nuevo a los grifos de los que se abastecen algo más de 100.000 personas. El primer edil responde que la alarma social es «injustificada» y aclara, de forma categórica, que el embalse no está contaminado por HCH.

Defiende en su escrito el alcalde del PSE que todas las semanas se realizan analíticas y, con los datos en la mano, Sanidad de Lakua ha determinado que «el agua de Oiola cumple todas las garantías sanitarias para ser consumida por los ciudadanos y ciudadanas de Barakaldo». De ahí el decreto que rubricó el 1 de agosto Rodríguez, apostillando en su último bando que desde que los responsables autonómicos autorizaron el uso del pantano -el 30 de mayo de 2011-, «y mientras este ha permanecido en servicio, todas las pruebas han avalado la buena calidad del agua del embalse».

«No hay, por tanto, ninguna razón para no beber el agua del grifo. Esta agua -subraya el alcalde- es 100% segura, apta para el consumo y de excelente calidad». No opinan lo mismo desde el movimiento ciudadano de Barakaldo, que acusa a los responsables municipales de «ocultar» información aún más ante la cercanía de los comicios autonómicos y les exigen que desconecten Oiola de la red general de abastecimiento «hasta que se encuentren y eliminen todos los focos potencialmente contaminantes».

Advierten, asimismo, que el lindano es «un contaminante persistente y bioacumulativo, por lo que no hay dosis pequeñas, ya que se acumulan en la grasa» humana. «No se puede exponer a la población a este peligro», insisten.

«Con alevosía»

Los colectivos vecinales acusan al equipo de gobierno que preside Rodríguez de incumplir el acuerdo plenario del 29 de marzo pasado que instaba a la desconexión y, además, de actuar «con alevosía», al aprovechar el periodo vacacional para volver a abastecerse de Oiola. «Se debe de dejar de tomar medidas a espaldas de la ciudadanía», remarcaron, antes de decir que apuestan por preguntar al vecindario si están dispuestos a asumir el riesgo.

A este respecto, según los datos de la Agencia Vasca del Agua (URA) que obran en manos de los ecologistas, en ocho ocasiones se superaron en 2011 las concentraciones admisibles de HCH para aguas superficiales. En concreto, en cinco oportunidades superaron los 40 hg/l.

Tras insistir en que el Consistorio es soberano a la hora de conectar o desconectar el pantano de la red general, al que definen «como una bomba de relojería», niegan además que la institución vaya a perder los derechos de concesión, «porque esta desconexión sería para asegurar el derecho a la salud de los y las personas que vivimos en Barakaldo».

No se olvidan de citar que el abastecimiento de Oiola, en vez otros recursos del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia vaya a suponer un alivio para las maltrechas economías familiares de los baracaldeses al pagar menos en el recibo.

Sestao también afectado

Aunque la polémica sobre la contaminación del pantano de Oiola se ha circunscrito durante meses a Barakaldo, lo cierto es que también afecta a Sestao. Desde el movimiento ecologista explican que el agua del embalse pasa por la estación de Basatxu, al igual que la de los pantanos de Artiba y Nocedal que abastecen a Sestao, por lo que los caudales se mezclan.

Quienes exigen la desconexión de Oiola estiman que ese caudal no es imprescindible para abastecer a las 130.000 personas que viven en Barakaldo y Sestao. Al contrario, entienden que la mera suposición de que exista una pequeña porción de lindano es razón sufiente para suspender la conexión.

«El HCH es una sustancia cancerígena, por lo que se deben extremar las precauciones. Aunque el registro sea muy bajo, no es nulo», alertan. Ante este panorama, inciden en que Barakaldo y Sestao tienen otros suministros alternativos «y se impone la necesidad de ser muy prudentes y evitar riesgos innecesarios».

Tampoco convence el protocolo de seguridad establecido ya que, tal y como argumentan los opositores a la decisión del alcalde, «no está clara la relación entre lluvias, aumento de caudales y la aparición del HCH», un contaminante persistente cuyos niveles se incrementan también cuando no llueve.

Campaña

El movimiento ciudadano de Barakaldo ha emprendido una campaña de información, barrio a barrio, para dar a conocer las consecuencias de la decisión adoptada por el Ayuntamiento.

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