La democracia se asoma al cáucaso
La coalición opositora Sueño Georgiano se ha impuesto al partido del presidente Saakshvili en las elecciónes parlamentarias celebradas en la república caucásica de Georgia el pasado lunes. De esta manera ante el país parece abrirse una nueva era, aunque no exenta de cuestiones sobre su futuro.
Pablo GONZÁLEZ Enviado especial en Georgia
La coalición de partidos opositores Sueño Georgiano, liderada por el multimillonario Bidzina Ivanishvili, se ha impuesto en las elecciones parlamentarias celebradas el pasado lunes en la exrepública soviética del cáucaso. Si bien falta conocer los resultados finales, que se darán a conocer dentro de varios días, las autoridades actuales, encabezadas por el presidente Saakashvili, ya han reconocido su derrota.
Las encuestas a pie de urna daban a Sueño Georgiano un porcentaje de votos cercano al 70%, mientras que el Movimiento Nacional de Saakashvili obtenía un 20%. Los resultado hechos públicos por la comisión electoral central con cerca de la mitad de los votos escrutados, les dan hasta el momento un 54 y un 40% respectivamente. El resto de los partidos no se acercan siquiera al 5% de votos necesario para poder entrar en el Parlamento del país.
Había una gran preocupación en todo el país por la posibilidad de un fraude electoral y una dura represión por parte de las autoridades de las eventuales manifestaciones posteriores. Las muestras de júbilo que se han producido, sobre todo en la capital Tbilisi, han sido ignoradas por las fuerzas del orden. De todas formas las pruebas del intento de pucherazo electoral requerirán todavía de un extenso análisis, si es que este se produce, por parte de las nuevas autoridades que salgan de las urnas, así como por parte de los partidos políticos perjudicados.
La victoria final de Ivanishvili puede dejar sin atención el hecho de que el censo electoral fuera inflado en cerca de un millón de personas, lo cual explicaría exactamente la diferencia entre las encuestas a pie de urna y los resultados finales. Seguramente también se ignorará que la mayoría de los georgianos residentes en el extranjero no haya podido votar, bien porque la votación se celebró un día laboral, o bien porque en Rusia, el país donde más georgianos residen con 500.000 de ellos solo en Moscú, no se haya organizado ni un solo punto de votación por la inexistencia de relaciones diplomáticas entre los dos países.
Saakashvili y su marcha
Con los resultados en mano, el partido gobernante pierde, pero de una manera digna, y le cede el poder a una oposición que cuenta con el respaldo de los países occidentales, sobre todo EEUU. Sin embargo estos resultados le permitirán al actual presidente de Georgia, Mijail Saakashvili colgarse el cartel de demócrata al abandonar su cargo definitivamente tras las elecciones presidenciales de 2013. Un presidente que en sus diez años en el poder va a dejar una Georgia más pobre, con dos importantes territorios, Abjasia y Osetia del sur, perdidos para Tbilisi para muchos años vista, si no para siempre, y con una posición en el panorama internacional que necesitará de mucho trabajo para volver a normalizar las relaciones, tanto con la Unión Europea, muy perjudicadas tras la guerra de 2008, y sobre todo con Rusia.
Ivanishvili y su coalición
La victoria de Bidzina Ivanishvili y la coalición opositora Sueño Georgiano encabezada por él, abre una serie de cuestiones que hasta ahora se veían solapadas por el deseo de derrocar a Saakashvili. Todavía nadie sabe responder a cuestiones básicas sobre el personaje político que es Ivanishvili. ¿Es un altruista y patriota deseoso de mejorar Georgia como se presenta, o bien es un producto político creado como contrapeso y derribo de Saakashvili?. En ese caso ¿quién le ha pedido dedicarse a la vida política?, ¿norteamericanos?, ¿rusos?, ¿ambos? Ahora que ya ha alcanzado el poder, estas cuestiones se tendrán que ir viendo poco a poco.
Si bien la figura del líder de la coalición despierta dudas, no son mucho menores las cuestiones que despierta la propia unión política que es Sueño Georgiano. El fin por el que se formó era arrebatarle el poder a Saakashvili, una vez que esto se hace realidad, ¿va a haber la unión interna necesaría para gobernar, o los diferentes componentes empezarán a defender sus propios intereses? Una unión de vertientes políticas amplia, ¿puede ofrecer estabilidad para el país? ¿Cuales serán los pasos a seguir para mejorar las relaciones con Rusia, mayor socio comercial del país hasta la guerra de 2008?
El júbilo de la población por la derrota de Saakashvili no debe distraer de los problemas reales que afronta Georgia y que necesitan ser tratados con bastante urgencia.
Ivanishvili deberá trabajar duro para demostrar que su proyecto tiene la profundidad suficiente para reorganizar el país después de diez años de un gobierno que abusaba de la corrupción a alto nivel y que provocó el hartazgo de la población.