El exmayordomo del Papa se declara inocente de robo pero admite las filtraciones
El exmayordomo del Papa, acusado de haber robado y difundido cientos de documentos confidenciales, se proclamó ayer inocente de la acusación de robo pero «culpable» de haber traicionado la confianza de Benedicto XVI, del que aseguró que estaba siendo manipulado.
GARA | ROMA
«En lo que concierne al robo con agravantes, me declaro inocente. Me siento culpable de haber traicionado la confianza que había depositado en mi el santo padre, que amo como si fuera su hijo», declaró ante los jueces Paolo Gabriele, exmayordomo de Benedicto XVI.
En el banquillo de los acusados, con traje gris y corbata, dio por primera vez en público su versión de los hechos, en el segundo día del juicio conocido como «Vatileaks», que ha aireado las rivalidades y tensiones en los niveles más altos Vaticano.
«Inevitablemente, mi trabajo me llevó a ver un montón de situaciones en ambos lados, desde el punto de vista de lo que piensa la gente y de lo que piensa el poder», indicó. Gabriele justificó su acción señalando que el Papa tenía que saber lo que ocurría en el Vaticano.
«Lo que realmente me sorprendió es que cuando me encontraba en la mesa con el santo padre para el almuerzo me preguntaba cosas sobre las que debería haber sido informado», señaló «Paoletto», como es apodado en el Vaticano. «Ahí es donde me convencí de que era fácil manipular a una persona que tiene en sus manos un poder tan enorme», añadió.
«¿Pensaba usted que el Papa estaba mal informado?», le preguntó su abogado. «Sí, por supuesto», respondió el mayordomo, una pregunta que inmediatamente fue rechazada por el juez que repetidamente interrumpió al acusado cuando comenzó a hablar de sus contactos dentro del Vaticano, incluyendo cardenales y motivaciones personales.
Durante la instrucción del caso, Gabriele dijo querer combatir «el mal y la corrupción» en el Vaticano. Pero a cada cuestión sobre este tema, el juez Giuseppe Dalla Torre zanjaba: «está fuera del tema. Tenemos que seguir la acusación», el robo con agravantes.
Paolo Gabriele aseguró haber actuado solo, «sin cómplices», pero reconoció haber tenido numerosos «contactos» en el Vaticano. «Desde 1997 todos me conocían en el Vaticano, me tenían confianza», explicó antes de añadir que «yo no fui el único que suministró informaciones confidenciales a la prensa durante estos años».
Gabriele está acusado de apoderarse de cientos de documentos confidenciales del Papa para entregárselos al periodista Gianluigi Nuzzi, quien publicó en el libro, «Sua Santita» las intrigas y enemistades violentas, especialmente contra el número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
La totalidad de los documentos incautados en los apartamentos del mayordomo llena no menos de 82 cajas. También se hallaron un cheque por valor de 100.000 euros de la Universidad Católica de Murcia y una supuesta pepita de oro, que Gabriele dijo no saber cómo habían llegado a su casa.
Niega haber recibido dinero
Dos gendarmes que llevaron a cabo el registro informaron de que se encontraron muchos libros y recortes de prensa sobre la masonería y los servicios secretos. Gabriele dijo que no había recibido dinero a cambio de documentos. «Era una condición esencial», dijo.
Además del acusado, varios testigos comparecieron ante el tribunal, entre ellos el secretario privado del Papa, monseñor Georg Gänswein. «Tenía plena confianza en él. Durante sus años de servicio, nunca he tenido una ocasión de dudar de Gabriele», afirmó quien era su superior jerárquico directo.
Gabriele se quejó de «presiones sicológicas» y por haber permanecido quince días en una celda iluminada las 24 horas del día y donde no podía ni extender los brazos. La Gendarmería vaticana aseguró que cumplía las medidas estándar de otros países.
«No era tan iluso como para no saber que pagaría las consecuencias, pero no me considero el único que ha pasado documentos a la prensa», afirmó el exmayordomo.