UPyD celebró ayer un mitin en el Arenal bilbaino en que tomaron parte su candidato a lehendakari, Gorka Maneiro, y la líder del partido, Rosa Díez, que completó su visita a Euskal Herria con otro acto tras el ofrecido el sábado en Gasteiz.

En su intervención, Maneiro consideró «un disparate» que la CAV, «con poco más de dos millones de habitantes, tenga un Parlamento autonómico y tres provinciales, y que en cada territorio también haya una Diputación Foral».

Por ello, el candidato de UPyD propuso devolver competencias al Estado. El debate de las diputaciones sí está abierto en el ámbito estatal, pero no en Euskal Herria, donde casi nadie cuestiona que son entidades históricas y que tienen importantes competencias, como las fiscales.

Junto a ello, Gorka Maneiro dirigió varias críticas al PNV por su gestión de años. Le acusó de «crear durante sus años de gobierno más de 400 empresas por y para los amigos de la familia nacionalista».

En ese mismo acto, Rosa Díez, en su discurso habitual, afirmó que «España y el País Vasco no necesitan más nacionalismo, sino más unidad y más democracia. No más división ni más separatismos».

La conocida líder de UPyD hizo un llamamiento a «frenar el empuje de las fuerzas nacionalistas en Euskadi, PNV y EH Bildu», a pesar de que todas las encuestas publicadas hasta la fecha en diferentes medios reflejan una fuerte bajada de los partidos unionistas y una amplia mayoría abertzale en el Parlamento de Gasteiz, además de poner en duda que el partido magenta vaya a retener su actual escaño.

A juicio de Díez, su partido es «el único que no se acompleja ni se resigna a combatir el nacionalismo y que se enfrenta con los problemas que sufren los ciudadanos». Añadió que UPyD «defenderá a quienes se sientan discriminados por no poder usar el castellano en las mismas condiciones que el euskera», en relación a las últimas decisión de la Diputación guipuzcoana, dirigida por Bildu, para normalizar la lengua.

En ese mismo sentido, también dirigió críticas al PP, ya que consideró que, en este capítulo, se ha mostrado excesivamente timoratos por «no atreverse a cambiar las leyes para proteger el español», aunque no definió qué normas quiere revocar para que «el euskara no siga siendo impuesto sobre el castellano».