Decíamos en una reciente información que los paredones de Baffin han estado de moda durante este pasado verano. Informábamos de la apertura de los hermanos Pou, Auer y Lepesant en Belly Tower (Perfection Valley), y de nuevo regresamos a la isla canadiense. En esta ocasión para acercaros las conclusiones de la expedición que llevaron a cabo Ines Papert, Joshua Lavigne y Jon Walsh.

Pues bien, este trío firmó en un estilo implacable una nueva ruta en la cara noroeste de la torre sur del Mt. Asgard. Y queremos ceñirnos en el estilo, ya que estos escaladores abrieron «Sensory overload» en un ataque de 60 horas de duración de campo base a campo base entre el 24 y 26 de julio. Nada más y nada menos que 1.200 nuevos metros; o dicho de otra forma, 29 nuevas tiradas. Eso, sí, sin utilizar un solo parabolt.

Otro de los datos llamativos de la actividad es que Papert, Lavigne y Walsh escalaron la línea a vista, y eso que tuvieron que superar dificultades en libre de hasta 5.11+. La única pena es que los alpinistas no pudieron sacar toda la ruta en libre. Solo cinco metros de chimenea cubierta de hielo y verglás y un movimiento imposible con el terreno húmedo en el último largo les obligaron a tirar de A1.

Estos son a grandes rasgos los puntos más interesantes de esta actividad desarrollada en Baffin por estos tres escaladores que cuentan con una gran experiencia en tapias alpinas. Por ejemplo, el canadiense Walsh ya se recreó en 2009 en algunas de las paredes de la isla cuando compartió expedición con Chris Brazeau. Escalaron tres rutas del Mt. Asgard así como otras cuatro en otros picos del mismo área. Fue finalmente Walsh quien convenció a Lavigne y Papert a unirse a la expedición. Un objetivo que lo intentarían lo más ligero y en libre posible. Y, como hemos adelantado, el resultado ha sido «Sensory overload» (5.11+, A1, 1.200 m), en la cara noroeste de la torre sur del Mt. Asgard.

Los tres escaladores llegaban a Baffin el 17 de julio. Aterrizan y tres horas más tarde ya se encuentran navegando entre los icebergs del fiordo. La caminata hacia el Mt. Asgard comenzó en Weasel Valley, en el Parque Nacional de Auyuituqq. En tres días de trekking se encuentran ante la cara norte de la montaña. Allí montan el campamento base situado en el glaciar Turner.

Sin apenas descanso, los protagonistas se ponen en marcha; y es que el buen tiempo les acompaña. Para calentar los motores y antes de ponerse manos a la obra con su principal objetivo, los tres alpinistas se dirigen a la cara sur del Mt Loki, el segundo pico más llamativo del área: «Nos acercamos a pie de vía, y observamos un interesante sistema de fisuras. Lo escalamos en 13 largos de 60 metros. Creíamos que íbamos por terreno virgen, pero encontramos varias instalaciones de rapel. Sospechamos que repetimos la única vía descrita en la guía; una ruta abierta hace 20 años por unos escaladores kiwis. Probablemente ha sido la segunda ascensión y primera en libre de una vía muy similar en calidad y longitud a la ultra clásica «Becky Chouinard» en Bugaboos. En total, 650 metros y dificultades de 5.10+».

60 horas

Después de un día de descanso, el trío se embarca en su objetivo prinicpal: la inescalada cara noroeste de la torre sur del Mt. Asgard. Para los 1.200 metros de pared, el equipo apostó por la ligereza: «La previsión era de buen tiempo, y en las mochilas llevamos solo comida y gas para tres días. Eso sí, sin hamaca. Empezamos a buen ritmo. Cada uno de nosotros escaló de tres a cinco largos seguidos. Tras 12 largos, llegamos hasta unas repisas. Decidimos explorar un poco más. Escalamos dos largos y medio más por la cara oeste con la esperanza de encontrar el acceso a un espectacular sistema de fisuras y diedros. Pero todo fue en vano. Bajamos a la repisa, y para la jornada siguiente fijamos dos largos de unos 75 metros».

Unieron dos sacos para vivaquear los tres; por cierto, según adelantan, fue uno de los vivacs más cálidos y confortables que han experimentado. Tras jumarear los dos largos previamente fijados, Papert, Lavigne y Walsh escalan varias secciones en la cara oeste: «Allí nos encontramos, por mucho, con la mejor escalada que hayamos realizado en todo el viaje. Aunque la calidad de la roca escalada hasta ese momento fue excelente, mejoró todavía más. 150 metros más arriba, entraron las nubes desde el sur y empezó a llover y nevar. A las 11 de la noche hicimos cima, justo envueltos en una espesa niebla que limitaba la visibilidad a solo 30 metros».

A pesar de la escasa visibilidad, Walsh reconoció el descenso que ya efectuó en su anterior expedición del 2009. Empiezan a rapelar por la sur. El viento soplaba fuerte y la tormenta se intensificó. Con frío, humedad, lluvia y nieve siguen bajando. Les pilló un vivac duro cuando les faltaba unos 300 metros para alcanzar la base de la pared. Tras seis horas de temblores, salió el sol y siguieron descendiendo hasta llegar al glaciar, cerca ya del campo base.

Así finalizaba la actividad de 60 horas realizada por el trío en en el Mt. Asgard. Una nueva línea de 1.200 metros por terreno virgen, ligeros, casi todo a vista y sin la utilización de parabolts. Las conclusiones nos las ofrecen los propios protagonistas: «En total fueron 29 nuevos largos, todos ellos a vista, a excepción de un tramo de unos cinco metros de chimenea cubierta de hielo y verglás. Si ese tramo hubiera estado seco hubiera sido un poco más sencillo; de 5.10 más o menos. Otro paso también se hizo imposible en libre, y es que estaba totalmente empapado. Técnicamente lo más difícil fue 5.11+, sin duda más fácil de lo que esperábamos. Por lo anteriormente dicho, en artificial tuvimos que tirar de A1. La ruta es una buena propuesta para escalarla en el día, en libre y por una cordada de dos escaladores».