Los organizadores del festival de la risa de Bilbao están de enhorabuena. Su idea ha cuajado entre nuestros representantes políticos de tal forma que algunos han decidido, en estos tiempos de recortes, prolongar las jornadas de humor más allá del programa oficial. Uno de los más motivados es Patxi López, porque, aunque a él lo de la jovialidad no le viene de ahora, que lo suyo viene siendo de chiste desde hace un rato, insiste con tesón en deleitarnos con unas risas siempre que su cargo se lo permite. Verbigracia, hace unos días, a pocas semanas del aniversario de aquel fantástico espectáculo humorístico Tú en Boston, yo en Aiete, se jactó de haber «logrado la paz en Euskadi». Un fuera de serie el tipo.

Pero la competencia también es terrible en el humor. Antonio Basagoiti, por ejemplo, es otro artista de la hilaridad con una inventiva para la chanza al alcance de unos pocos privilegiados. La última la lanzó al estilo Eugenio, todo serio: «¡Urkullu busca un país para independentistas!»

Siendo esta broma ingeniosa, las mejores ocurrencias en humor son aquellas que las sueltan la personas aparentemente carentes del duende del jolgorio, y más cuando lo hacen con doble sentido. Es el caso de Joseba Egibar, que el otro día se soltó la melena con un: «Ya no es la distinción de izquierda y derecha, sino otra bastante más cruel, la de los que están arriba y abajo, y el PNV está con los de abajo»; exquisito doble filo para referirse a un partido hoy más de derechas que ayer y cuya máxima pretensión abertzale es buscar un mejor acomodo con los de abajo, con los de Madrid. De mondarse y partirse.

Y esto no ha hecho más que empezar. Queda show para rato.