derbi en san mames I Los leones recuperan las buenas sensaciones
Un Athletic reconocible gana a un Osasuna con más fe que juego
El gol de Aduriz metió en el partido a unos leones que se estrellaron una y otra vez contra un portentoso Andrés. Los rojillos quisieron, pero no supieron cómo.
Joseba VIVANCO I
El derbi podría hacer acabado con un 1-1 o con un 4-0, resumió Marcelo Bielsa al final del choque. Y así fue. Resopló San Mamés con el pitido final porque sufrió y mucho durante el último tramo de partido, con un Athletic desfondado y un Osasuna en parecido estado clínico pero que, a base de corazón más que de cabeza, hizo peligrar la ansiada y necesaria victoria de los bilbainos. El mejor de los osasunistas fue un inmenso Andrés Fernández, que lo paró todo menos el golazo de Aduriz, pero también los rojillos mandaron tres balones a los palos. Respira, sí, y de qué manera, el Athletic. Contiene la respiración, por ahora, Osasuna, y por delante dos semanas sin fútbol para trabajar y mucho... ambos.
El resultado del derbi se antoja justo, toda vez que quien más juego y ocasiones propuso sobre el césped de La Catedral fue un Athletic que volvió a reconocerse durante muchos minutos, y el propio técnico argentino confesó que los suyos le gustaron, salvo los primeros y los últimos diez minutos del partido, y que se asemejaron a ese equipo que encandiló solo unos meses atrás. Despliegue y velocidad de medio campo hacia adelante, pero aún mucho que mejorar de medio campo hacia atrás y eso que mantuvo de nuevo la portería a cero, con Ekiza otra vez de titular, por cierto.
Leones y rojillos se dejaron hasta la última gota de sudor, porque a ninguno se le puede echar en cara la falta de entrega. Un desgaste que provocó por momentos que bajara el nivel de juego, sobre todo en la segunda mitad, o que el partido entrara a veces en un correcalles, pero lo cierto es que en ningún momento el encuentro estuvo cerrado. Ni por asomo.
Hasta el golazo de Aduriz en el minuto 12, los rojiblancos solo habían pisado una vez el área osasunista, una media ocasión del propio donostiarra, mientras los de Mendilibar, sin inquietar tampoco a Iraizoz salvo una malograda oportunidad de Llorente al minuto 2, sí que apretaban muy arriba, cortocircuitando la salida de la pelota del Athletic, impidiendo sus combinaciones y sabiendo a qué venían a San Mamés. Herrera perdía el balón y Osasuna montaba la contra; Iturraspe hacía lo propio, y otra contra visitante. No estaban los de Bielsa, sí lo estaban los de Mendilibar.
Pero lo dicho, tuvo que ser una jugada por banda, de las tantas y tantas que la temporada pasada se prodigaban en La Catedral, la que metiera a los leones en el partido. Desmarque al hueco de un De Marcos que vuelve por sus fueros, centro atrás y allí, cerca del punto de penalti, Aduriz engatilla y rompe la red. Golazo, injusto por lo poco visto, pero los bilbainos se ponían en franquicia mientras el fondo norte entonaba el consabido «¿Y Llorente, qué?».
Gol balsámico, porque a partir de ahí los rojiblancos forjaron sus mejores minutos de esta temporada, al menos en ataque. En dos minutos la tuvo Muniain con un chut que se fue fuera. Y una jugada que ya parecía olvidada, con Susaeta centrando desde banda, un Aduriz en exceso generoso dejaba de cabeza atrás y De Marcos, a la media vuelta, no acertaba a enviarla adentro. Osasuna era un coladero por su banda izquierda y el trío Herrera-Iraola-Susaeta, cuando no De Marcos, hacía un descosido tras otro a unos rojillos que se mostraban tan endebles atrás que hasta Mendibilar saltaba de su banquillo.
Un nuevo cabezazo con todo de Aduriz que se fue alto al saque de un córner fue casi la gota que colmó el vaso, con un once navarro que no lograba taponar la vía de agua. Y Mendilibar, al minuto 30, hizo un doble cambio, sacando a Puñal y Lamah. Se notó su presencia y Osasuna se volvió a meter en el choque, con un balón a la parte superior del poste del belga y un larguero a disparo de Lolo al saque de una falta que, eso sí, contaron con la réplica de una contra que acabó enviando a córner Andrés a disparo de De Marcos.
Timor hizo temblar San Mamés
La segunda mitad arrancó como acabó la primera, con dos claras ocasiones del de Guardia al primer minuto y lucimiento en ambas de Andrés. Minutos después, el turno, por dos veces en los minutos 54 y 60, era de Susaeta y el arquero rojillo salvaba otra vez. ¡Otro portero que se consagraba ante los rojiblancos! El Athletic no mataba el partido a pesar de sus llegadas y Osasuna, con más fe y voluntad que razón, trató de ir a por el empate. La tuvo el veloz Lamah y paró Iraizoz, la respuesta la dio otra vez un fantástico De Marcos y despejó Andrés...
Se fue Aduriz entre una ovación de gala y entró Llorente entre aplausos y pitos para fallar una inmejorable oportunidad ese mismo minuto. Solo, se escurrió al tratar de remachar.
El partido se le empezaba a hacer demasiado largo a un Athletic en el que algunos jugadores -como Herrera o Iturraspe- empezaban a dar síntomas de cansancio. Aun así, eran los leones quienes ponían las ocasiones, como otras dos enormes de un desacertado Susaeta, que anoche soñó con Andrés. No había manera de perforar la meta navarra y, mientras, San Mamés sufría cada vez que los visitantes rondaban a Iraizoz. Estuvo al borde del infarto cuando Timor casi rompe el poste de Gorka al saque de una falta en la media luna. Tembló La Catedral y no solo de miedo. Un chut lejano de Armenteros y un cabezazo de Lamah, los dos atajados por el portero rojiblanco, fueron los últimos fuegos de artificio de un Osasuna que tampoco estaba para echar muchos cohetes.
El pitido final fue un alivio reparador para Bielsa, los suyos y todo el entorno rojiblanco. Por fin, a pesar de los apuros últimos, la grada se iba con la sensación del deber cumplido, de entrega máxima por parte de sus leones, de recuperación de sensaciones de aquel Athletic no tan lejano, de constatar que Herrera ha vuelto para guiar la nave, que De Marcos vuelve a tener lleno su depósito, que Susaeta cada vez esta más en gracia, que Muniain lo hace mejor desde la banda, que Iturraspe se vació, que Gurpegi mejora día a día y que hasta Aurtenetxe tuvo sus primeros minutos. Queda mucho por engrasar, mucho, pero también queda menos.