Gloria LATASA gloriameteo@hotmail.com
Hipotermia
Cuando el delicado equilibrio entre el calor entrante y saliente se ve roto por el frío aparece la hipotermia
En su más que recomendable libro «Bajo los cielos de Asia», Iñaki Ochoa de Olza relata que un compañero de expedición al Nanga Parbat había incluido en su equipamiento un anemómetro con termómetro. Un aparato, nos aclara, que te dice que hace un viento y un frío terribles cuando, de hecho, tú ya te habías dado cuenta.
¿Y por qué te habías dado cuenta? Porque tu organismo es una especie de termómetro ambulante que mediante unas terminaciones nerviosas que tiene en la piel «toma» constantemente la temperatura exterior y se lo comunica al cerebro. Es una información que necesita para poder mantener su temperatura corporal constante.
Cuando este delicado equilibrio entre calor entrante y saliente se ve roto por el frío aparece la hipotermia. Un descenso de la temperatura central que puede surgir de forma súbita (caerse a un lago, ser atrapado por una avalancha...), más gradual (inmovilización, agotamiento...) o más lenta (menos frío pero más tiempo expuesto) y que puede tener graves consecuencias.
Los primeros síntomas de este desajuste térmico llevan al cuerpo a proteger los órganos vitales, reduciendo el aporte de sangre a las zonas más externas. Simultáneamente, los músculos de la cara, de los brazos y de las piernas comienzan a temblar para producir calor. El pulso y la respiración se aceleran y la necesidad de orinar aumenta.
Si todo este consumo de su reserva energética no funciona el frío comienza a «internarse» más y la situación se agrava. Se producen cambios en el comportamiento de la persona. La agitación inicial pasa a convertirse en una actitud más ausente o distraída. La piel, antes enrojecida, palidece. El pulso y la respiración se ralentizan y hasta se puede llegar a sufrir alucinaciones.
¿Cómo actuar en caso de hipotermia? Se debería llevar a la persona afectada a un lugar seco y cálido, cambiarle las ropas húmedas o mojadas, aplicarle calor externo de forma gradual (nunca bruscamente, le haría el efecto contrario), suministrarle líquidos calientes y azucarados, mantenerle en reposo y activar su traslado a un centro hospitalario.