La buena noticia es que con «Frankenweenie» ha vuelto el auténtico Tim Burton, aunque también es de justicia admitir que ha sido posible gracias a la posición de fuerza que hoy ocupa dentro de la Disney, la misma compañía que de joven le despidió y no creyó en este proyecto, que tuvo que sacar adelante en 1984 con un cortometraje de acción real.

La definitiva versión animada la ha rodado a capricho, utilizando el laborioso y artesanal sistema stop motion, fotograma a fotograma. Y, por primera vez, la animación con marionetas y miniaturas gana en detalle mediante la filmación con cámaras estereoscópicas en 3D. Por último, la fotografía en blanco y negro conecta estéticamente con el expresionismo alemán y con los clásicos de terror de la Universal.

El despliegue cinéfilo va desde «El Gabinete del Doctor Caligari» a «La novia de Frankenstein», pasando por «La zíngara y los monstruos» o incluso «Godzilla» o «Gremlins». Si bien el homenaje más personal y sentido es el que dedica a la figura de su adorado Vincent Price, al que ya consagró su primer corto animado «Vincent», y que aquí presta su imagen al profesor Mr. Rzykruski. Para no faltar a su memoria, quien se encarga de ponerle voz al personaje es el gran Martin Landau, actor emblemático en «Ed Wood», donde interpretaba a Bela Lugosi. Son guiños entrañables, como el de la perrita que lleva el mítico peinado de Elsa Lanchester, sin faltar al arte original de la película de James Whale.