«Lo imposible» marca la entrada de Jota Bayona en el cine de consumo familiar
,Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Presentada fuera de concurso en el Donostia Zinemaldia, «Lo imposible» fue defendida por la prensa estatal desde un punto corporativista, como un proyecto comercial competitivo. Pero eso no significa gran cosa, pues es lo exigible para una película con una inversión de treinta millones de euros y un reparto internacional.
Es en la parte creativa donde el producto no convence, puesto que hay que exigirles más a un realizador y a un guionista con el talento de Jota Bayona y Sergio G. Sánchez. Se limitan a hacer una película de catástrofes convencional como la que podía haber hecho cualquier otro equipo con menos inventiva, no digamos ya en Hollywood.
Se pueden hacer tales afirmaciones dado el carácter mimético, con respecto a los modelos de los grandes estudios norteamericanos, sin aportar nada de cosecha propia. La publicidad vende que «Lo imposible» está basada en hechos reales, en lo ocurrido a la familia de María Belón durante sus vacaciones en Tailandia en las Navidades del 2004, cuando les sorprendió el tsunami. Pero es ridículo que se quiera apelar a la españolidad original de los protagonistas, tratándose de una producción rodada en inglés y con intérpretes extranjeros en los papeles principales.
Las espectaculares escenas de la gran ola responden a la tecnología actual de las imágenes generadas por ordenador sin más, dependiendo de la progresión dramática el que resulten emocionantes o no. Y es ahí donde sale a relucir la naturaleza de producto familiar de lo más trillado, con la consabida tensión chantajista de ver a unos padres sacrificándose por sus hijos en una situación extrema. La familia de ficción cobra la esperada dimensión heroica, en cuanto representativa del turismo occidental en países exóticos de riesgo, a donde deberán viajar con un buen seguro.
Dirección: Juan Antonio Bayona. Guión: Sergio G. Sánchez. Intérpretes: Naomi Watts, Ewan McGregor, Tom Holland, Geraldine Chaplin. Fotografía: Óscar Faura. Música: Fernando Velázquez. País: Estado español, 2012. Duración: 107 minutos.