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La interceptación del avión sirio en Ankara aumenta la tensión bilateral

La tensión entre Turquía y Siria sigue creciendo tras el aterrizaje forzado y el registro de un avión sirio en Ankara que, según el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, transportaba municiones desde Rusia destinadas al Ministerio de Defensa sirio. Damasco y Moscú negaron ayer que el avión llevara armamento y acusaron a Turquía de mentir y de haber puesto en peligro a los pasajeros.

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GARA | DAMASCO

La interceptación de un Airbus A-320 sirio procedente de Moscú por parte de la fuerza aérea turca, que lo obligó a aterrizar en Ankara, ha aumentado la tensión entre Siria y Turquía, ya elevada por el intercambio de disparos entre zonas fronterizas. El incidente llegó un día después de que el jefe del Estado Mayor turco, Necdet Özal, amenazara con endurecer la respuesta de Turquía a la caída de piezas de artillería procedentes de Siria en territorio turco.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, insistió ayer en la justificación para interceptar el avión. Si la víspera solo había insinuado que llevaba «cargamento ilegal», ayer fue más allá y afirmó que se trataba de «municiones destinadas al Ministerio sirio de Defensa» procedente de un fabricante ruso al que no identificó, pero equiparó al grupo industrial que ha suministrado al Ejército turco durante años. «No se puede transportar este tipo de material en un avión civil», señaló.

Erdogan añadió que el material confiscado en esta escala forzosa estaba siendo objeto de un meticuloso examen. Los medios turcos se apresuraron a indicar que podría tratarse de piezas de misil o material de comunicación

Sin embargo, una fuente anónima de los servicios de exportación de armas rusos, citada por la agencia Interfax, aseguró que «no hay ni armas ni componentes de armamentos» a bordo del avión.

Igualmente, testimonios de pasajeros del avión, recogidos por la televisión rusa RT, indicaron que las cajas, abiertas ante los viajeros, sólo contenían «piezas de repuesto» pero nada parecido a armamento. Las autoridades sirias también acusaron a Erdogan de mentir. «El primer ministro turco continúa su serie de declaraciones falsas que tienen por objeto justificar el comportamiento hostil de su Gobierno respecto a Siria», afirmó el Ministerio sirio de Asuntos Exteriores, desmintiendo de nuevo la presencia de armas a bordo del avión.

Acusó a Turquía de comportamiento hostil, recordando su apoyo a la insurgencia, y le exigió que devuelva el cargamento incautado.

Por su parte, el Ministerio sirio del Interior desafió a Erdogan a que muestre esos equipos y las municiones requisadas, asegurando que sus declaraciones no eran creíbles.

Putin retrasa su visita

Rusia también mostró su enfado y exigió explicaciones al Gobierno turco «sobre la justificación de tales actos respecto a ciudadanos rusos» ya que acusa a Ankara de haber puesto en peligro la vida de los pasajeros del avión, entre los que se encontraban 17 rusos. Las autoridades turcas por otro lado «se negaron a dejar que los diplomáticos (rusos) se pusieran en contacto con nuestros conciudadanos, que permanecieron confinados ocho horas en el aeropuerto», añadió al Ministerio, acusando a Ankara de «haber violado la convención consular bilateral».

Turquía rechazó las acusaciones y sostuvo que no conoció la nacionalidad de los pasajeros.

En este contexto se conoció que el presidente ruso, Vladimir Putin, retrasó a una fecha no especificada su planeada visita a Ankara. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmó que «la visita ha sido pospuesta, vamos a fijar una fecha posterior», sin especificar los motivos de la decisión.

Más adelante, la oficina de prensa del primer ministro turco anunció que la visita de Putin, prevista inicialmente para el 15 de octubre, fue aplazada al 3 de diciembre. Ankara dijo que ambos mandatarios habían acordado esta fecha durante una conversación telefónica que tuvieron lunes, antes del incidente del vuelo interceptado.

La insurgencia afianza su posición en el eje entre Alepo y Damasco

Los insurgentes sirios han tomado el control de cinco kilómetros de la estratégica autopista que une Damasco y Alepo, en torno a la ciudad de Maaret al Numan, igualmente bajo su control tras varias jornadas de duros combates. Se trata de un punto clave para acceder a Alepo, donde se lleva a cabo una batalla crucial desde hace tres meses. Con el control sobre este punto, los rebeldes quieren cortar el suministro de las tropas de Bashar al Assad a sus unidades en Alepo. La insurgencia afirma haber tomado el control de ocho posiciones del Ejército en esta ciudad. También afirmaron haber tomado otra posición en Saraqeb, situada en la misma ruta. La dureza de los combates hizo que, según la oposición, en la jornada de ayer murieran al menos 87 soldados, en un día en el que contabilizaron al menos 210 fallecidos en todo el país, de ellos 64 rebeldes y 59 civiles.

En el centro del país, los barrios rebeldes de Homs y Qusier seguían siendo escenario de combates. El Ejército quiere acabar con los focos rebeldes en ambas ciudades para poder concentrar sus fuerzas en el norte y reconquistar terreno perdido. Pero el frente se multiplica y a los combatientes se añaden los atentados. Ayer en Damasco se registró una gran explosión contra el edificio de la justicia militar, según la oposición, mientras la televisión siria informó de un «atentado terrorista» que causó dos heridos.

En la frontera sirio-libanesa al menos ocho personas murieron a manos de un grupo armado que atacó a un autobús procedente de Líbano y transportaba a trabajadores sirios, según la televisión oficial siria. GARA

arabia saudí

El mediador internacional, Lakhdar Brahimi, inició en Arabia Saudí, reuniéndose con el viceministro de Relaciones Exteriores, el príncipe Abdul Aziz bin Abdullah, hijo del monarca saudí.

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