El Presidente del Consejo de Electos de Ipar Euskal Herria, Jean-Jaques Lasserre, declara en la entrevista que hoy publica GARA que no contempla la hipótesis «de que París no nos escuche». No sería la primera vez que eso ocurre. Sin ir más lejos, aunque el Presidente francés François Mitterrand se comprometió en 1981 a satisfacer la histórica demanda de una organización territorial propia, nunca cumplió su promesa. Pero lleva razón el político de Bidaxune cuando afirma que se ha abierto de par en par una ventana a la oportunidad de que Ipar Euskal Herria sea reconocida mediante una institución territorial. Un nuevo contexto político determinado por la declaración de ETA de poner fin a su campaña armada, por un posicionamiento claro de la clase política local, de la Cámara de Comercio e Industria de Baiona con un 86% de voto favorable, multitud de asociaciones y sindicatos, y todo ello en medio de un debate sobre las responsabilidades de las regiones y departamentos del Estado francés, ha relanzado la reivindicación.

Atrás queda ya la era donde esta demanda era algo particular de los abertzales. Hoy constituye un suelo común del «mundo vasco» en toda su pluralidad ideológica, una realidad que se extiende en Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa. La institucionalización de los territorios vascos no es solo un medio para la supervivencia y evolución de la identidad vasca, sino también una necesidad para dinamizar la economía. Con una institución específica que coja el destino en mano y gestione el territorio, ganan todos.

La respuesta de París, en boca de la ministra Marylise Lebranchu, hasta el momento, parece ser que no es la del portazo, la de cerrar todos los respiraderos a un cambio tan mayoritariamente deseado. Conseguir abrirla definitivamente requerirá una sólida base popular movilizada y un liderazgo audaz. El Estado francés, tan reacio a entender, atender y reconocer la cuestión vasca, no podrá sostener una posición inmovilista. Si todos se mueven en Ipar Euskal Herria, unidos en espíritu y propósito, todo se moverá. Y lo hará en la buena dirección.