La muerte el pasado martes de un abogado corso ha puesto en evidencia la cruda imagen de la impunidad en la isla. Antoine Sollacaro murió tiroteado en una gasolinera de Ajaccio. Para el fiscal de la República, Xavier Bonhomme, «el modo operativo hace pensar en un ajuste de cuentas». Los investigadores trabajan sobre las grabaciones de dos cámaras de vigilancia en las que se ve al grupo de atacantes, el conductor de la moto y el acompañante que disparó.

Sollacaro fue el abogado de Yvan Colonna, independentista condenado a cadena perpetua en 1998 por la muerte del prefecto Claude Erignac.

Más allá del estupor causado por la muerte de uno de los abogados más famosos de la isla, la fría determinación de los autores a plena luz del día en una concurrida estación de servicio, ha agitado una opinión pública que desconfía de uno de los mayores dispositivos de seguridad del Estado francés, con un millar de gendarmes y varios cientos de policías.

«Lo que mata la isla (...) es la impunidad absoluta de la que al parecer gozan los que usar un arma para resolver el conflicto más común», explica el director del periódico «Corse-Martin», Roger Antech, lamentando que el Estado está «aquí en una situación de fracaso, reincidencia en el fracaso».

Visita de Valls

La muerte del abogado ha afectado hasta la cumbre del Estado. «Esta situación es insoportable, el Gobierno está determinado a actuar contra esta plaga que mina Corcega, que es el crimen organizado, durante tantos años», afirmó el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, mientras el presidente, François Hollande, denunció una violencia «inaceptable».

La muerte del abogado es un atentado al Estado de derecho», señaló el ministro del Interior, Manuel Valls, que visitará la isla a primeros de noviembre, acompañado de su colega de Justicia, Christine Taubira.