ELECCIONES EN ARABA, BIZKAIA Y GIPUZKOA
Gasteiz arrancará con una histórica mayoría abertzale por la irrupción de EH Bildu y la victoria del PNV
La estabilización del PNV tras varios malos resultados y la irrupción de EH Bildu se sumaron para provocar una mayoría abertzale histórica de casi casi dos tercios del Parlamento de Gasteiz, para una legislatura en cuyo calendario ya hay citas fijadas hacia la soberanía de otras naciones sin Estado como Catalunya o Quebec. Para la gestión de la crisis, la Cámara queda partida en dos mitades exactas si se sitúa en un lado a PNV y PP y en otro a EH Bildu y PSE. El análisis detallado refleja una línea de estabilidad en PNV y EH Bildu frente al desplome españolista.
Ramón SOLA | DONOSTIA
Superado el ciclo de la ilegalización que distorsionó totalmente el Parlamento de Gasteiz, la Cámara se recompone con un panorama totalmente opuesto al actual: nunca hasta ahora ha habido una mayoría abertzale tan rotunda, con los 48 escaños que suman PNV y EH Bildu frente a solo 27 de PSE, PP y UPyD.
Hasta ahora, en los últimos 35 años, la mayoría de las formaciones partidarias del derecho a decidir sobre las de obediencia española había sido muy reducida, siempre de unos pocos escaños. Quizás la más sonada fue la que lideró Juan José Ibarretxe con aquellos 600.000 votos del año 2001, pero aquella vez el subidón del PNV (en coalición con EA) se produjo debido al desplome de EH, con lo que entre los dos solo sumaron 40 escaños de los 75. Ahora son ocho más, y ello sitúa a los abertzales en una posición inmejorable de cara a unos años que estarán marcados en la esfera occidental por los procesos soberanistas en marcha (Escocia, Catalunya, Quebec, Flandes...), y que ya tiene a 2014 como fecha de referencia nítida por el referéndum escocés y el tercer centenario de la caída de Barcelona en manos borbónicas.
Las candidaturas lideradas por Iñigo Urkullu y Laura Mintegi partían en cabeza en los pronósticos, y la polarización entre ambas ha servido para aumentar esa mayoría abertzale a través del evidente trasvase de votos al PNV desde PSE y PP, que nunca hasta ahora habían sumado menos votos entre ambos (se quedan en apenas 340.000, bastante por debajo de los que tiene el PNV solo y solo un 25% más de lo que suma EH Bildu).
Por contra, el factor de la crisis ha pesado en las urnas mucho menos de lo que cabría. Se mantiene una abstención alta (587.211 personas decidieron que no merecía la pena ir a votar a nadie), y el Parlamento queda dividido de modo simétrico entre los partidos de derechas PNV y PP (suman 37) frente a EH Bildu y PSE (otros 37), que sintonizan en ciertas políticas de izquierdas como la dirección de la política fiscal. Entre medio, con un solo escaño pero que podría servir de abrelatas en ciertos momentos, queda UPyD, con una propuesta muy españolista en lo político pero difícil de definir en lo social.
El PNV y EH Bildu, en detalle
El triunfo jelkide se daba por seguro hace días tras una campaña sobre dos pilares fuertes: por un lado, la activación de su electorado en el objetivo central de recuperar Ajuria Enea; y por otro, la evidencia de que la de Urkullu era la única lista útil para evitar que los abertzales de izquierdas llegaran a ser primera fuerza en el Parlamento apenas un año después del cese de la lucha armada de ETA. Sin embargo, si se analiza el total de voto amasado por Urkullu y se compara con la trayectoria del PNV, es más real hablar de una simple recuperación que de un avance reseñable. De hecho, sumó ayer 383.565 votos, que son 13.000 menos que los de Ibarretxe en 2009, aunque entonces con participación algo mayor.
En realidad, y pese a la victoria de ayer, en todo el ciclo de elecciones producido desde que llegó al cargo de presidente del EBB, Iñigo Urkullu nunca ha igualado los totales de voto precedentes. En cualquier caso, el PNV sí consiguió ayer remontar sus pobre bagaje en los comicios de 2011. Sobre todo en Gipuzkoa, donde ha pasado de los 80.855 votos de las forales de mayo -las que ganó Bildu- a 113.978 de ayer. Tal subida parece la confirmación más clara de que el PNV se ha convertido en un receptor de voto anti-Bildu. Gipuzkoa es el único herrialde en que los jelkides han mejorado sus sufragios respecto a 2009 (tanto en Bizkaia como en Araba le han votado menos).
Por lo que respecta a EH Bildu, tras una campaña en la que ha optado por el tono bajo, el resultado supone una consolidación como fuerza capaz de aspirar a ganar y con centralidad y presencia equilibrada en el país. Pero probablemente el escrutinio le deje una sensación agridulce. Por un lado, ha roto todos los límites de los abertzales de izquierda en unas elecciones (la anterior referencia eran los 224.000 votos de EH en 1998, un mes después de la tregua de ETA y Lizarra-Garazi). Pero por otro, los sondeos coincidían en otorgarle mayor proyección. Habrá que ver ahora qué juego dan esos 21 escaños. Cabe recordar que hace apenas una década, en 2011, la izquierda abertzale tenía tres veces menos; siete escaños.
Los 277.000 votos de anoche dan continuidad a los 282.000 logrados con Bildu en las forales de 2011 y los 284.000 de las estatales de noviembre pasado, lo que refleja un volumen de voto tremendamente estable para este bloque, al margen de factores puntuales como el efecto inmediato de la decisión de ETA, la entrada de Aralar, el desgaste en la gestión...
que hace cuatro años ha tenido el PNV, pese a su victoria. Y EH Bildu, 5.000 menos que Bildu en las forales y 8.000 menos que Amaiur. Esto matiza la clara victoria de ambos en número de escaños.
124.000
han tenido PSE y PP respecto a las anteriores autonómicas de hace cuatro años. Casi el 90% (107.000) los pierde López, pero no los gana el PP por lo que habrán ido a la abstención o al PNV.
La acumulación de tres elecciones muy distintas en apenas quince meses hace que el resultado de ayer no deba ser analizado puntualmente, sino como tendencia sostenida. Y desde este prisma destaca lo que viene ocurriendo en Araba, donde el incremento de voto abertzale, de la mano de EH Bildu, está provocando un vuelco total en detrimento de PP y PSOE, algo que ya se apuntó en 2011 y que se certifica ahora. La coalición que ha liderado Belen Arrondo logra ser segunda fuerza por delante del PSE y también del PP, que pese a tener la Alcaldía de Gasteiz queda relegado a la cuarta posición.
Con ello, por primera vez Araba cuenta con más parlamentarios soberanistas que españolistas: trece de PNV y EH Bildu frente a doce de PP, PSE y UPyD. Basta analizar los dos comicios anteriores a la Cámara de Gasteiz para percibir el giro del herrialde, ya que en 2009 la relación de fuerzas era de nueve abertzales frente a dieciséis estatalistas, y en 2005 de diez frente a quince.
El resultado puede ponerse en relación con lo ocurrido en el herrialde vasco más semejante en términos políticos: Nafarroa. Aunque en esta ocasión allí no se haya votado -quizás ocurrirá pronto-, las elecciones de 2011 ya constataron el paulatino avance abertzale, llegando primero a quince parlamentarios sobre 50 (ocho para NaBai y siete para Bildu) y sumando después dos de cinco diputados (uno para Amaiur y otro para Geroa Bai).
Todo ello marca una fotografía del país más uniforme, en la que los partidos que representan las posiciones del Estado están en retroceso claro a la hora de lograr adhesiones ciudadanas en las urnas en todas las zonas, incluso en aquellas en las que históricamente han sido hegemónicos. Y tiene su reflejo también al norte del Bidasoa, con las posiciones políticas en el debate sobre la Colectividad Territorial, aunque en este caso el efecto sea mucho más político que electoral.
PSE y PP acusan el golpe. Patxi López hizo un discurso cargado de resignación y Dolores de Cospedal, número dos de Rajoy, se escudó en que voto del PP ha pasado al PNV.