El Basque Friendship Group, conformado por eurodiputados de distintos colores y tendencias, mantuvo ayer una reunión extraordinaria para abordar algunos de los hechos más significativos ocurridos en las últimas semanas, entre ellos, como no podía ser de otra forma, las elecciones del pasado domingo en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. A su juicio, los resultados de los comicios muestran el compromiso del pueblo vasco con el camino emprendido hacia un escenario de paz y democracia, del mismo modo que su declaración es una nueva muestra del compromiso de los electos europeos con el futuro de este país.

El Friendship expresa su confianza en que el nuevo Ejecutivo autonómico trabaje en favor de la paz y la reconciliación, y que siga la senda de Aiete, mientras que al resto de agentes les insta a que se impliquen también en un diálogo resolutivo que dé paso a una «nueva era sin conflicto». Sin duda, sería una buena noticia que los interpelados dieran a esa confianza la respuesta que merece, puesto que ello acarrearía un avance significativo en la vía de la solución. Una vez renovada la única institución en la que la izquierda abertzale seguía excluida a causa del apartheid político, y teniendo en cuenta cuál ha sido el veredicto de las urnas, la tesitura no puede ser más favorable para que en los próximos tiempos se forjen nuevos acuerdos en esta materia.

Los eurodiputados, además, miran a su propia casa, y sostienen que el Premio Nobel de la Paz concedido a la Unión Europea debe ser un incentivo para que las instituciones comunitarias contribuyan a dar fin al conflicto. A nadie se le escapa que una implicación decidida de la UE sería difícil de contrarrestar por los mandatarios españoles que, tal como explicó ayer Iñigo Iruin, insisten en presionar en la dirección contraria. Por eso, el trabajo del Friendship, como el del resto de agentes internacionales implicados en la búsqueda de una solución en Euskal Herria, merece el aplauso y el reconocimiento de un pueblo que ansía la paz.