Contra todo pronóstico, el mundo del fútbol parece decidido a apostar por las nuevas tecnologías a la hora de aplicar su ley en los estadios de fútbol y es que, al contrario de lo que ocurre en otros deportes donde los sensores y cámaras del alta precisión revelan los fallos humanos, el fútbol parecía condenado a seguir despertando polémicas por culpa de los fallos o caprichos provocados por los árbitros.

En un intento por ayudar a los árbitros y jueces de línea -humanos al fin y al cabo-, el máximo organismo que rige el fútbol mundial, la FIFA, ha dado el visto bueno a un sistema de detección de la línea de gol que dictará su ley en todos los campos del mundo.

Los proveedores de la tecnología de la línea de gol GoalRef y Hawk-Eye han sido los elegidos para instalar este «revolucionario» método tecnológico pero, en un intento por evitar cualquier tipo de riesgo, ambas firmas han sido obligadas a contratar un millonario seguro de responsabilidad civil en caso de que sus equipos tomen una decisión equivocada o lesionen a un jugador.

«Esta póliza -señala la FIFA- debe proporcionar una cobertura de seguro suficiente para las demandas que se planteen por parte de terceros debido a las actividades u omisiones del poseedor de la licencia así como los reclamos que se planteen por productos potencialmente defectuosos (por fabricación)».

El anuncio de esta apertura a las nuevas tecnologías llega un año después de que la FIFA comenzara una exhaustiva búsqueda de sistemas que pudieran detectar de forma fiable si el balón ha cruzado o no la línea de gol. «Entre octubre de 2011 y junio de 2012 -destaca la FIFA-, ambas empresas aprobaron una serie de pruebas extensivas de campo y de laboratorio, pruebas en situaciones simuladas de partidos, así como pruebas en partidos en vivo».

En vista de los buenos resultados cosechados en estas pruebas, ambas compañías tiene ahora la autorización oficial para instalar sus respectivos sistemas de tecnología de gol en todo el mundo. Este tipo de tecnología ayudará a resolver dudas, por ejemplo, en caso de «gol fantasma» -según la Regla 10 de la FIFA, una anotación dudosa que no ha sido supervisada por el árbitro-.