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TRAS LAS ELECCIONES DEL 21-O

Caso Mari Mar Blanco: el error de cálculo del PP no estuvo en la confección de la lista

Es difícil creer que el PP pensara que podía lograr el sexto escaño en Araba. En las pasadas autonómicas consiguió seis y estaba claro que la irrupción de EH Bildu  iba provocar pérdidas al resto de partidos. Lo que no midieron fueron las consecuencias.

Iñaki IRIONDO 

El PP está inmerso en una fuerte marejada. La no elección de Mari Mar Blanco como parlamentaria ha sido aprovechada por los sectores ultraderechistas asentados en Madrid para cargar contra Antonio Basagoiti y su equipo y, por elevación, contra Mariano Rajoy. Así que Basagoiti, que ya se bate en retirada, ha decidido que uno de sus últimos ejercicios de autoridad será que alguno de los que le antecedieron en la lista le ceda el escaño, aunque el vicesecretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzábal, matizó ayer que se hará «si se considera oportuno».

No es creíble que quienes confeccionaron la lista del PP de Araba, y cuantos las aprobaron, consideraran que el sexto puesto tenía garantizado el escaño. Por mucho que el PP hubiera salido victoriosa en las pasadas elecciones forales y a Cortes, estaba el antecedente de que en 2009 habían quedado como tercera fuerza con esos seis escaños. Debía entrar en las previsiones de los estrategas del partido que la irrupción de EH Bildu, con la fuerza demostrada en el último año, iba a suponer la pérdida de uno o más representantes para el resto de grandes partidos. Tampoco es muy creíble que cuando hace mes y medio el Comité Electoral Nacional del PP, reunido bajo la presidencia de Alicia Sánchez-Camacho, dio el visto bueno a las listas, no contara ya con encuestas y sondeos que le perfilaran cuál podía ser la realidad electoral de Araba, al menos para ver que ese era un puesto de peligro.

Claro que se sabía. Y por eso un periódico de la derecha española mandó a uno de sus reporteros a acompañar todo el domingo a Mari Mar Blanco, vivir «a su lado su triste y dramática jornada electoral» y titular que «ETA sonríe, las víctimas lloran».

No fue un error de cálculo matemático, ni Mari Mar Blanco estuvo en un tris de obtener el escaño como pretende hacer ver ahora el PP. «No ha sido elegida por 700 votos» dijo ayer Iñaki Oyarzábal. Necesitaba 984, casi mil, para superar al PSE. Mil votos a sumar a los 29.303, en el territorio más pequeño de la CAV, no son poca cosa.

El error de cálculo del PP fue político, no estar preparado para la avalancha de críticas que le vendrían encima con unos resultados claramente predecibles y cuál era flanco por el que les iban a atacar. Un flanco, además, que es irreal, y está sustentando en corrientes de opinión que pueden tener altavoces importantes en España, pero que no encajan con la realidad vasca.

UPyD llevaba en su bandera todo aquello por lo que ha sido atacado el PP. Maneiro era la esencia de la defensa de las víctimas de ETA, látigo de herejes batasunos, insobornable en la lucha antiterrorista y guardián de la Constitución. Y también bajó en votos.

La difícil elección que tiene ahora el PP no es a quién quita de su escaño para meter a Mari Mar Blanco, sino si quiere sintonizar con la sociedad vasca o va a seguir bailando al son de los opinadores con mando a distancia.

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