El pueblo romaní se asfixia en Rumanía sin los fondos europeos
La decisión de la Comisión Europea de interrumpir el pasado mes de mayo los fondos que proporciona a Rumanía para ayudar a reducir la brecha que le separa de los demás estados miembros del bloque comunitario está asfixiando a la sociedad civil rumana y, sobre todo, al pueblo romaní. Asociaciones que trabajan en la integración de los gitanos y de las personas discapacitadas y vulnerables están a punto de echar la persiana por falta de fondos.
GARA | BUCAREST
Cientos de asociaciones que se ocupan de la integración de los romaníes, las personas discapacitadas y las personas vulnerables en Rumanía están al borde de la quiebra tras la suspensión del pago de los fondos de la Unión Europea, debido a la incapacidad de las autoridades rumanas. Ayer protestaron en varias ciudades.
La ONG Impreuna (Juntos), que ha trabajado 13 años por el desarrollo de las comunidades romaníes, lleva más de un año esperando el reembolso de los gastos generados por cinco proyectos de formación profesional, cuando el plazo suele ser de 45 días.
«Es la primera vez que la existencia misma de la asociación está en peligro. Dentro de dos meses, si la situación no cambia, tenemos que echar la llave», dijo a AFP Gelu Duminica, su presidente. La asociación ya ha tenido que desprenderse de la mitad de sus empleados al no poder pagarles.
No es una situación rara en el ámbito asociativo rumano. Pero en un país donde el Estado a menudo es acusado de pasividad e ineficacia, las ONG desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la sociedad, según expertos.
«No podemos dar continuidad a estos proyectos financiados por la UE porque no tenemos más dinero, pero tampoco podemos pararlos porque al obtener los fondos nos comprometemos con Bruselas a finalizarlos bajo pena de deber reembolsarlo todo», explica Amedeea Enache, directora de la fundación Estuar, especializada en la integración laboral de las personas con discapacidad intelectual.
La Comisión Europea ha puesto a disposición de Bucarest 20.000 millones de euros entre 2007 y 2013 para ayudar a reducir la brecha con los demás estados de la UE. 3.500 de ellos se destinan a programas de desarrollo de recursos humanos (POSDRU). Estos fondos son entregados a través del Gobierno rumano, que tiene la autorización de Bruselas para aprobar las solicitudes de financiación y gestionar los pagos que se hacen durante la ejecución de los proyectos.
Pero una auditoría de la Comisión Europea constató problemas en la evaluación y la elegibilidad de los proyectos, por lo que en mayo suspendió los pagos.
«El Gobierno rumano tiene la responsabilidad de asegurar que las actividades de estos proyectos no se vean afectados», señaló a AFP la Comisión. Es decir, Bucarest debe garantizar los pagos.
Pero el Ejecutivo alega falta de recursos. Tras la fuerte presión de las ONG, a finales de setiembre desbloqueó 110 millones de euros para resolver unas 1.500 reclamaciones. Miles de personas se están viendo afectadas.
El Ministerio de Trabajo, responsable de asegurar los POSDRU, debe tomar «medidas urgentes» para atajar las deficien- cias identificadas por Bruselas.
Rumanía corre el riesgo de perder 100 millones de euros en caso de suspensión de pagos hasta el final del año y un 1.100 millones de euros si continúa en 2013.
Expertos europeos juzgarán el progreso de las autoridades rumanas y decidirán sobre una posible reanudación de los pagos.
El pueblo romaní constituye hoy día la más grande y más pobre minoría étnica de Europa, donde viven entre diez y doce millones de gitanos, seis millones de ellos en la Unión Europea. Los romaníes son originariamente un pueblo nómada, cuyos antepasados dejaron el subcontinente indio en el siglo XI y fueron capturados y vendidos como esclavos en Asia Menor antes de dispersarse por Europa y el mundo. Muchos comparten como lengua común el romaní, derivado del sánscrito. A menudo vistos con desconfianza, fueron objeto de una sedentarización forzosa en Europa a partir del siglo XIV. En Rumanía, fueron esclavizados hasta 1956.
El pueblo romaní ha recibido diferentes nombres según el país de acogida. En el Estado español se les llama «gitanos», una deformación de «egipcios», ya que los primeros que llegaron a Europa occidental se decían originarios del «pequeño Egipto» (Grecia bizantina). Desde 1971, prefieren recibir el nombre de roma (hombre, en romaní), adoptado por su Consejo Mundial. Los romaní luchan por el reconocimiento de un «genocidio olvidado», el «Samudaripen», en el que cerca de 500.000 romaníes de Europa, considerados una «raza inferior», fueron masacrados por el Tercer Reich. Unos 20.000 murieron en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. GARA
La Comisión Europea ha puesto a disposición de Bucarest 20.000 millones de euros entre 2007 y 2013 para ayudar a reducir la brecha con los demás estados de la UE. 3.500 de ellos se destinan a programas de desarrollo de recursos humanos (POSDRU).
«Los fondos de la UE son una gran oportunidad para el desarrollo de la sociedad civil rumana, pero la incapacidad institucional de nuestro Estado se han convertido en una verdadera pesadilla», subrayan las ONG.