Juanjo Basterra | Periodista
Criminalizar la solidaridad para impedir el apoyo
Aquellos que hace décadas llamaron a la movilización de las masas y quienes otro día pidieron a los parias de la Tierra que se alzaran ante las injusticias de los capitalistas ¿qué pensarían de quienes hoy llevan al banquillo de los acusados a 21 sindicalistas de LAB que en marzo de este año se solidarizaron con dos compañeras -delegadas sindicales en Konecta, de Güeñes- que estaban en huelga de hambre en contra de los despidos y traslados forzosos de sus compañeras en esa localidad de Enkarterriak, que sufre la deslocalización galopante?
Konecta es la voz de la atención telefónica de los usuarios de Iberdrola. Aquel día un grupo de sindicalistas realizó una protesta, una sentada pacífica en el hall de la ampulosa Torre Iberdrola mientras esperaban la respuesta a su petición de reunión para resolver el conflicto. Sin embargo, esta vino de la mano de la Ertzaintza, que los desalojó con muy malas formas. Periko Solabarria, a sus 82 años, puede dar buena cuenta de ello. Esa posición pacífica significa una acusación de una posible falta de desórdenes públicos. Quienes generan paro, miseria y pobreza para este pueblo tienen las bendiciones del poder político, y quienes demandan un empleo o que no se pierda el que tienen son represaliados. ¡Qué injusto!
El poder político y poder económico nos quieren sordos, mudos y ciegos ante esta realidad de la crisis en la que los supuestos derechos constitucionales se incumplen ante la más absoluta de las impunidades, y aquí no pasa nada. Así de claro.
Mientras el paro y los despidos aumentan, y se ahoga en la pobreza a la población, la Comisión de la Competencia confirma en su último informe que las entidades financieras recibieron una ayuda pública de 87.145,47 millones en 2010. Se comprueba que las empresas obtienen enormes beneficios, mientras el paro se desboca. Iberdrola ha logrado 2.400 millones de beneficios en nueve meses en 2012, un 12% más que hace un año. En el primer semestre, las empresas que cotizan en los diferentes mercados financieros de la Bolsa española ganaron 11.610,26 millones y hasta setiembre han repartido 21.905,26 millones en dividendos a sus accionistas. ¡Unos pocos ganan mucho, la mayoría pierde!